11 mar 2011

Corps and Love cap 2

Capitulo 2:

Hacía dos meses que la conocía. Mi primera impresión fue como la que tengo de todos los científicos: que era una excéntrica, una engreída, una mantenida, una niña de mamá, una sabelotodo sin el mínimo interés en gente como yo, que a duras penas había podido ir a una universidad estatal de poco renombre. Y esa primera impresión se mantuvo por unas dos semanas, hasta que mi compañera y su profesora, la Dra. Meggers, cayera en cama por dos días a causa de una gripe. La Dra. Meggers es una importante y reconocida antropóloga, Sarah es su alumna de posgrado y yo, un simple policía, y un sobreviviente de la absurda guerra de Irak.
Se preguntarán porque un policía tiene como compañera a una doctora en Antropología, sencillo: Organización de Naciones Unidas. Soy un policía norteamericano que trabaja para la ONU junto a Antropólogos, Médicos, Sociólogos, Abogados y otra sarta de científicos y algún que otro funcionario importante, o no tanto, intentando resolver crímenes contra la humanidad. Sarah y la Dra. Meggers trabajan en la recuperación e identificación de victimas y además, son portavoces de la ONU en ciertos grupos culturales no occidentales a los que se les hace casi imposible aceptar que personas desconocidas irrumpan en sus territorios y desentierren los cadáveres de quienes quizás sean sus antepasados así como si nada.
En los dos días en que la Dra. Meggers estuvo en cama, acompañé a Sarah a una pequeña aldea de Ruanda para hablar con su líder y pedirle permiso pare excavar en las cercanías. Los nativos pueden ser muy hostiles frente a extraños, pero como Antropóloga que es, Sarah no tuvo problemas en comenzar a hablar con los aldeanos. Que puedo decir, la chica es una genio y sabe muchos idiomas, entre los que se encontraba el que hablaban en esa aldea. También conocía a la perfección las costumbres y formas de esas extrañas personas, por lo que los nativos no tardaron en ofrecerle hospitalidad, bocadillos, incluso vacas, dinero y hasta esposo. La amabilidad, cordialidad, sutileza, profesionalismo y humildad que demostró hasta frente a los niños de ese grupo de personas totalmente extraños me borró en un santiamén todos los prejuicios que tenía sobre ella.
Después de presenciar un extraño ritual y de hablar una hora con el jefe, Sarah consiguió el premiso y la bendición para excavar en la zona. Cuando le pregunté como lo había logrado, ella respondió con sencillez, pero con pasión en su voz y sus ojos:
- No hay culturas superiores o inferiores Harris, solo diferentes. Esa es la premisa básica de la Antropología y para conocer sobre esas culturas diferentes fue que estudié. Es algo que la mayoría de la gente no entiende, pero para mí esa frase es una filosofía de vida.
Nunca olvidaré esas palabras, esas palabras salidas de una joven de veintitrés años, de largo cabello castaño y ojos color verde esmeralda, vestida con una simple remera lisa y unos jeans llenos de tierra.

..continuará...

No hay comentarios: