cap anterior:
- ¡No! ¡Hadda! ¡Vuelve, no te...!- el chico miró a Kaori, se acercó a él y cuando estaba por tomar el pergamino que había dejado Hadda apareció Kaichi- Cuando llegué ya estaba aquí, él...
- Se que Kaori está bien, ¡¿Dónde está Hadda?!
- Se fue hacia...
- ¡Que estás esperando!- lo interrumpió- ¡Ve y síguela, cuando Kazuo llegue te alcanzaremos!
- Pe-pero...
- ¡¡Toki!!
- ¡Ha! ¡Si, claro!- y sin decir más se fue, siguiendo los pasos de su amiga.
Kaichi se quedó mirando en esa dirección, él no había podido detener a Hadda, Kaori tampoco, pero quizás su mejor amigo sí.
Cáp. 14: La pelea de las lágrimas.
Toki seguía de cerca de Hadda, pero no podía alcanzarla, la chica era rápida, ágil y esquivaba todo lo que él le lanzaba para detenerla, por lo que el chico envió Aura a sus pies para aumentar su velocidad y así alcanzarla. Cuando la chica bajó un poco la guardia sin darse cuenta, Toki se abalanzó sobre ella, haciendo que ambos cayeran del árbol y chocaran fuertemente contra el suelo. Toki cayó sobre Hadda, pero cuando éste la miró se desvaneció dejando atrás una nube de humo.
- ¿Por qué me sigues?
El chico se dio vuelta y se puso de pie- ¿Por qué te sigo? Tú sabes porque lo hago.
- Es inútil que me sigas Toki, a donde voy, tú no puedes ir.
- ¡No pretendo ir contigo! ¡¡Voy a detenerte!!
Ella suspiró profundo y dijo, con la mirada baja- No puedes detenerme, es una decisión tomada.
- Voy a detenerte, no importa lo que tenga que hacer!!
Al escuchar la frase la chica subió la mirada y lo miró a los ojos: los ojos celestes de su amigo no podían ser más transparentes; reflejaban todo el enojo, dolor, desesperación y desilusión que sentía. Como siempre que sabía que todo terminaría con una batalla, Hadda suspiró profundo con los ojos cerrados, miró al chico a los ojos y simplemente dijo:
- Entonces adelante, solo quiero decirte que no quiero lastimarte...
- ¡Si no quieres lastimarme, quédate!
- No puedo...
- ¡Entonces yo haré que te quedes!
Y sin decir más se lanzó hacia ella. Hadda esquivó como si nada el ataque. Entonces Toki hizo la posición del fuego y gritó:
- ¡Clones Múltiples de Humo!- cientos de clones aparecieron, rodeando a Hadda y de a tres o cuatro fueron atacándola, pero ella no se desesperó para nada y esquivó todos los ataques, al mismo tiempo que hacía desaparecer lo clones. En pocos minutos todos se esfumaron, al igual que Toki. Hadda resopló y dijo tranquilamente:
- Ya te dije que no quiero lastimarte... no me obligues...
- ¡Nadie te obliga a nada! ¡Tú eres libre de hacer lo que quieras!
La voz de Toki se escuchó en todos lados, por lo que Hadda supo que se había mimetizado con el viento y solo tuvo una opción: hizo la posición del viento (puños cerrados, brazos cruzados sobre el pecho), luego la de la arena (igual que la anterior pero con los dedos índice y mayor de ambas manos estirados) y dijo:
- ¡Control de la Arena!- un montón de arena comenzó a girar alrededor de todo su cuerpo, como si fuera agua- ¡Explosión de Arena!- con un brusco movimiento de brazos toda la arena salió disparada en todas direcciones a una gran velocidad.
Los filosas granos de arena golpearon a Toki, obligándolo a volver a la normalidad. El chico se solidificó en medio del aire y cayó fuertemente al suelo. Inmediatamente Hadda hizo la posición de la tierra (palma con palma) y golpeó fuertemente el piso con el pie diciendo:
- ¡Esposas de Tierra!- la tierra rodeó las muñecas y tobillos de Toki, atándolo al suelo- Te dije que no quiero lastimarte.
- ¡No tenía idea que habías desarrollado el control de tu ascendente!- dijo él en forma de respuesta- Si no quieres lastimarme, porque me atacas y ahora me inmovilizas.
- Eres un clon, porque explicarte- al decir esto el clon de Toki desapareció y el verdadero apareció detrás.
- Ese era un clon, pero yo recibí el ataque; si no quieres lastimarme, porque atacas?
- Lo lamento- hizo una pausa- Toki, entiende que no puedes detenerme, debo irme, no hay otra opción.
- ¡Mientes, siempre hay más de una opción! Tienes el poder que puedes desear en la Aldea, ¿Por qué irte con esos traidores? ¿Qué te darán ellos que la Aldea no?
- No lo entiendes... no es lo que me darán, es lo que harán...- volvió a hacer una pausa. Miró de reojo a su izquierda, hacia el río, había alguien escondido en los árboles. Era una presencia conocida, pero estaba acompañada de otra que no parecía muy buena. Suspiró profundo y miró a Toki- bien, supongo que no hay opción...- abrió su porta pergaminos, sacó la bandana negra con el símbolo de una nube y se la puso en la frente. Volvió a mirar a su amigo con una maliciosa sonrisa- si peleamos, lo haremos como los ninjas excepcionales que somos- dijo, al mismo tiempo que señalaba su banda con su pulgar.
- ¡Quítate esa cosa y ponte la del fuego! ¡Si peleamos, pelearemos como iguales, como ninjas del fuego!
- Aunque me ponga esa bandana no seremos iguales, ahora soy una desertora del Fuego y aunque no lo fuera, soy superior a ti- dijo en forma de respuesta.
Toki quedó helado ante la respuesta de su amiga. Nunca la había escuchado hablar así y sus ojos estaban opacos, era imposible ver a través de ellos como normalmente podía hacerlo; su amiga le había cerrado completamente la mente para que no descubriera que le estaba pasando.
Tan distraído estaba que apenas se dio cuenta de que la chica venía hacia él con su mano derecha rodeada de Aura. Intentó moverse, pero no pudo, sus músculos estaban duros, paralizados. Entonces recibió el terrible golpe de Hadda en el centro del estómago, pero no fue el golpe que él esperaba, fue un golpe normal, no de Aura. Y entonces recordó que la mano derecha de Hadda no podía producir Aura, porque era una mano mecánica. Escupió un poco de saliva y miró confundido a la chica, que con una simple frase, dicha en un susurro, le explicó todo:
- Están espiando- y entonces lo golpeó en el hombro con su mano izquierda, y ese sí fue un golpe de Aura. Toki salió disparado unos metros hacia atrás.
- ¿Qué fue eso?- dijo la tranquila y fría voz de Shinji.
- Un golpe de Aura- respondió Shusei. Ambos miraban la batalla desde un árbol a orillas del río.
- Me refiero al del estómago.
Shusei lo miró, fue un golpe normal, pero lo hizo pasar por un golpe de Aura- Ambos fueron golpes de Aura- mintió- ¿Qué no lo viste con tu...?
- No- se apresuró a contestar- vi el golpe en el hombre, pero...- volvió a mirar a los jóvenes que peleaban cuerpo a cuerpo- no veo Aura en su brazo derecho.
- No lo vez porque ese brazo es mecánico, no produce Aura.
- ¿Pero como...?
- Lo hace funcionar como a una marioneta. Ella envía Aura desde sus venas de Aura a los contactos electros nerviosos de su brazo para poder moldear y utilizar el Aura con ese brazo como si fuera normal.
- Oh... interesante.
Shusei volvió a mirar la batalla. Hadda y Toki peleaban cuerpo a cuerpo, pero sin inflingirse mucho daño, o al menos Hadda intentaba hacerlo, ya que Toki no lograba golpearla.
- ¡Aaaa!- Toki se tambaleó un poco- ¿Por qué usas ese estilo de lucha?
- ¿Te refieres a los Golpes de Aura? Es algo que aprendí hace tiempo.
- Si, de tu novio, Kaichi, ¿verdad?
- ¿De que hablas?
- Te vi salir de su casa hoy por la mañana.
- ¿Y eso que tiene que ver? Fui a buscar a Kaori, es todo... Kaichi no es mi novio, nunca lo fue.
- Nunca lo fue porque no quisiste... ¡pero tú dormiste con él!
- ¿¡Pero que...!?
- Creí que éramos amigos... pero veo que solo yo creí en eso- bajó la mirada.
- ¡¿De que hablas?! ¡Tú eres mi mejor amigo!
- Tu... mejor... a-amigo?- el chico levantó la vista, sus ojos celestes estaban llorosos, su voz temblaba al hablar, pero aún así el poderoso Aura del kyuubi comenzó a rodearlo- ¿Me consideras tu mejor amigo?
- No lo considero, se que es así.
- En-entonces... porque...- un fino hilo de sangre salió de su labio inferior, que estaba partido. Él limpió la sangre con su pulgar y luego la pasó por las yemas de sus dedos índice y mayor, en donde estaban los pequeños tatuajes del fuego que todos los ninjas del país poseían- Porque haces esto...- hizo la posición del fuego y luego la del viento y llevó sus manos al suelo- ¡Invocación!- una enorme nube de humo lo envolvió y cuando se dispersó apareció sobre un enorme sapo con una enorme bandana del fuego en el lomo.
- No... to-Toki... no entiendes... yo solo... solo... ¡Eres mi amigo y quiero protegerte!
- Amigo... protegerme... ¡¡Entonces demuéstralo!!
Hadda respiró profundo, tomó una kunai y se cortó la yema del dedo mayor. Luego esparció la sangre hasta la muñeca, hizo la posición del fuego, la de la tierra y llevó las manos al suelo. También la envolvió una nube de homo, pero cuando ésta desapareció la chica estaba encima de la cabeza de La Reina de las Serpientes, eterna enemiga del Emperador de los Sapos, la invocación de Toki.
- No quería llegar esto... Toki, sabes que si ellos dos se enfrentan, no saldremos bien parados.
El chico no contestó, no se movió, solo la miró. La serpiente y el sapo se miraban con odio y se resoplaban mutuamente, como para ver quien despedía más aire...
- Parece que al fin cenaré ancas de rana.
- Más bien, creo que mañana La Reina tendrás una nueva cartera de piel de serpiente.
- Al fin enfrentados... después de tanto tiempo de tregua forzada.
- Cállate serpiente- le ordenó Hadda. La Reina solo le obedecía a ella, y a duras penas- Escucha, que Toki y yo estemos enfrentado no quiere decir que puedas hacer lo que quieras en esta batalla, si.
La serpiente siseó en forma de respuesta. Pero al parecer Toki no estaba de acuerdo con que fuera una batalla liviana, ya que ambos (el chico y el sapo) se dirigieron hacia ellas con rapidez. Toki saltó y se dirigió hacia Hadda con un puño rodeado de Aura. El chico la golpeó en el estómago, pero al instante ella se hizo humo y él aterrizó sobre la cabeza de la serpiente.
- ¡Cuidado Toki, esa serpiente también es un clon!
- ¿Qué...?- y antes de darse cuenta estaba de vuelta en el lomo del sapo, rodeado del humo en que se había convertido la serpiente- ¡¿Dónde están?!
- Toki, ¿Qué electos controla Hadda?
- Ham... fuego y tierra.
- Entonces puede que...
Pero antes de que pudiera terminar la frase, el piso comenzó a temblar y la voz de Hadda resonó en todos lados.
- ¡Emboscada Subterránea!
La serpiente y la chica salieron de debajo de la tierra. La primera envolvió al sapo con su propio cuerpo, como para estrangularlo, mientras que Hadda hizo que Toki cayera del sapo. Pero no lo dejó caer normalmente, sino que comenzó a hacerle un combo de golpes en el estómago.
- Ichi, Ni, Sam, Shi, Go...- luego lo terminó con una fuerte patada en el costado- ¡Jigoku Rendan!
La patada lateral mandó a volar a Toki, el cual, cuando cayó al suelo, siguió raspando y cayó al río. Hadda se paró enfrente de él y, dirigiéndose a la serpiente dijo:
- ¡Desaparece!
- Muy bien...- respondió el animal- pero tu vendrás conmigo, sapo.
...continuará...
Quién necesita armas cuando tenemos palabras? Las palabras son las mejores armas del mundo, el mejor transporte, las que pueden hacer los sueños realidad... Las palabras quedan gravadas, penetran, crean... Las palabras son como el fuego, aliméntalas de forma adecuada y perdurarán, olvídalas, y aún así dejarán cenizas...
21 abr 2009
19 abr 2009
Cronicas... cap 13 parte 2
cap anterior:
- Hadda va a unirse a Caelum Sanguis y va a hacerlo hoy mismo.
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
Kazuo miró a Toei- llévame a ella.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
...............................................
- Muy bien Kaori, ese fue una invocación perfecta.
Kaori estaba sobre la cabeza de una enorme serpiente, que él mismo había terminado de invocar luego de horas de entrenamiento. El chico estaba agitado y cansado, sentado sobre la escamosa piel verde grisácea de la serpiente gigante.
- Muy bien hecho Kaori, ahora baja, has tenido suficiente entrenamiento por hoy.
El chico bajó al suelo e hizo desaparecer la serpiente. Entonces vio que su sensei se iba, pero en dirección opuesta a la aldea.
- Iré a buscar algo para...
- No vas a ir a ningún lado sensei- la interrumpió él tomándola del brazo- se miraron fijo a los ojos por unos segundos- No te vas a ir.
- Kaori suéltame- la joven se soltó y comenzó a caminar- debo irme- y siguió caminando.
- ¡No voy a permitir que te unas a Caelum Sanguis!- la chica se detuvo en seco- ¡Odias a los traidores, no permitiré que te conviertas en una! ¡Eres mi sensei y no permitiré que me dejes solo! ¡¡Amas a mi padre y no voy a permitir que lo abandones!!
Hadda apretó los puños fuertemente, Kaori tenía razón en lo que decía, odiaba a los traidores y amaba a Kaichi, pero aún así la decisión estaba tomada: prefería odiarse a sí misma que ver morir a las personas que amaba. Se quedó en silencio, sabía que no había nada que pudiera decir, tampoco se movió, las palabras de su aprendiz la habían dejado helada.
- Mientras yo esté de pie no te vas a ir- el chico juntó sus palmas, entrelazó los dedos y levantó los dedos índice y mayor de ambas manos- ¡Transformación!- se convirtió en un joven alto, de cabello algo alborotado: él mismo, unos años más grande- luego hizo la posición del fuego y agregó- ¡Clones de humo!- tres clones aparecieron, rodeando a Hadda. Luego activó su Aoime y se colocó en posición para pelear: pierna derecha al frente, mano izquierda protegiendo el corazón y brazo derecho extendido- Mientras estabas en el hospital mi padre me ayudó un poco con el estilo Kamakura, ahora se algunos trucos más.
La chica seguía sin decir nada, pero al oír lo último se dio vuelta y miró al Kaori adolescente, que tenía más o menos la misma altura que ella. No hizo nada, solo suspiró profundo y dijo:
- No quiero pelear con tigo Kaori.
- Yo tampoco Hadda, pero no voy a permitir que te unas a eses traidores...- rodeó sus manos de Aura y dijo- ¡Bloqueo de Puntos, Golpe Doble!
Las venas de Aura que llegaban a sus ojos se hincharon aún más, por lo que el Aoime incrementó su poder, y comenzó a golpear a Hadda usando el estilo Kamakura. Fueron más de cien golpes de Aura, que bloquearon por completo el flujo de ésta en el cuerpo de Hadda. El último golpe, que fue al corazón, tiró a la joven unos cuantos metros para atrás. Intentó levantarse, pero solo consiguió quedar de rodillas. Levantó la vista, su aprendiz la miraba tristemente.
- Mi padre me dijo que ni los más experimentados Kyoshos podían escapar de esa técnica, al principio no le creí, pero si tu no escapaste, entonces nadie puede.
- No te engañes- se levantó y lo miró a los ojos- no soy la ninja más poderosa, no le llego ni a los talones a un sannin como Keiichiro o Shinji.
- Pero eres la más poderosa de la Aldea del Fuego, ¿sino para que te quiere Caelum Sanguis?
Hadda soltó un suspiro de risa, pero no respondió. Hizo la posición del fuego.
- Es inútil hacer algo, bloqueé por completo tu flujo de Aura, no puedes hacer nada.
- Preguntaste para que me quiere Caelum Sanguis, voy a responderte. Recuerdas lo que dijo Shinji, “en este momento estás usando Aura de ese demonio, de otra forma ya estarías muerta”.
- ¡Que! ¡Entonces... eso era verdad!
- Si y no. Hay un poder sellado dentro de mi, un poder que incrementa mis energías y me da más Aura del normal, un poder que está sellado porque es imposible controlarlo por completo, pero que puedo liberar en pequeñas cantidades- levantó su mano derecha, la mecánica, y comenzó a rodearla de una extraña Aura roja- y puedo usarlo.
Aunque había desactivado el Aoime, Kaori podía ver a la perfección como la extraña Aura salía del interior de Hadda y se concentraba en su mano derecha, la cual -se suponía- no podía moldear Aura- entonces activó su Jigokume y, haciendo girar lentamente sus aspas, dijo:
- ¡Kekkei Genkai, Estilo Kamakura!
Entonces se golpeó a sí misma en el estómago, donde se encuentra el mayor estanque de Aura del cuerpo, con su propia Aura. Casi al instante escupió un poco de sangre, pero su flujo de Aura se reactivó. Entonces activó su Oniroku Jigokume y haciendo la posición del Oniroku Jigokume (dedos entrelazados, con los pulgares e índices unidos) dijo:
- ¡Mirada Demoníaca!- sus ojos dejaron de ser rojos y pasaron a ser naranjas. Automáticamente Kaori serró los ojos.
Hadda le lanzó tres agujas, pero solo golpearon un tronco, ya que el chico usó la técnica del reemplazo.
- No podrás hacer nada si no puedes mirarme.
- No necesito ver para detenerte... ¿o acaso olvidas quien me enseñó eso?
Hadda miró hacia los árboles, sabía que Kaori no estaba allí, pero necesitaba mirar un punto fijo para recordar: se vio con diecisiete años, frente a Genji, el cual le había hecho una técnica de ceguera total temporánea:
- Ahora dime preciosa, ¿cómo aras para escapar de mi poder si no me puedes ver?
- No necesito ver para derrotarte Genji-sama.
- ¡Ja! Y supongo que eso lo aprendiste de tu padre Hadda-hime.
- Cómo muchas otras cosas, Genji-sama.
- ¡No deberías perderte en tus recuerdos sensei!- la voz de Kaori resonando en la tierra la devolvió al presente- ¡Técnica del Entierro!
Las manos de Kaori salieron de la tierra, la tomaron de los tobillos y la tiraron hacia abajo, enterrándola hasta el cuello. Kaori se acercó a ella, con los ojos abiertos y de nuevo en su edad verdadera.
- ¿Cómo te atreves a mirarme a los ojos si aún llevo activada la Mirada Demoníaca?
- Ja, porque se que eres un clon.... ¿Dónde se fue la verdadera?
- Averígualo tu amigo, con tu Aoime.
- Agg...- tomó una aguja y se la lazó, el clon desapareció al instante. Se dio vuelta y activó su Técnica Ocular- ¡Aoime! ¡Visión Kilométrica!- las venas que llegaban a sus ojos se expandieron más y entonces pudo ver a unos diez kilómetros a su sensei, intentando escapar- ¡Te encontré!
Mientras tanto, Toki y Kaichi se comunicaron con Kazuo al mismo tiempo, gritándole al unísono:
- ¡Encontré el rastro!
- Mmm... interesante... hay tres rastros de Hadda en tres direcciones diferentes...- suspiró profundo- sabía que iba a pasar algo así.
- Es obvio que no quiere que la encontremos.
- ¿Y como aremos? No podemos seguir los tres rastros, ¡perderías mucho tiempo!
- ¡Claro que no seguiremos los tres rastros Toki!
- Debemos seguir el rastro de Kaori entonces.
- ¡De acuerdo!
Unos minutos después Toki volvió a comunicarse.
- Kobe encontró el rastro de Kaori, estoy en la Cascada del Desafío, se fueron hacia el norte.
- Muy bien, tú intenta alcanzarla, avisaré a Kaichi, yo estoy al sur de la aldea, así que tardaré bastante.
- Bien.
“- Cielos, la Mirada Demoníaca gasta mucho Aura, solo espero que...”
- ¡Muro de Tierra!
La voz de Kaori retumbó en todo el bosque y una enorme muralla de tierra se levantó enfrente de ella, deteniendo por completo su avance. Luego lanzó varias kunais al hilo y, aunque Hadda las esquivó todas y se clavaron en el muro de tierra, una vaga sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces cruzó sus brazos enfrente de su pecho con los puños cerrados, tiró levemente hacia atrás y los hilos atados a las kunais se develaron. Entonces los tensionó más y, haciendo un extraño movimiento de muñeca, enredó a Hadda con los hilos y los ató a la pared.
- Muy bien Kaori, excelente Técnica, excelentes reflejos... pero no te diste cuenta de algo.
- ¡¿Qué?!
- ¡Sello del Clan!- cuando sintió la voz de Hadda a su espalda, ya era tarde, el sello había bloqueado su kekkei genkai. Hadda lo tomó del hombro y en un susurro le dijo a su aprendiz- Lo siento Kaori- y entonces lo hizo desmayarse, golpeando su nuca suavemente con sus dedos índice, mayor y anular.
El chico cayó en brazos de Hadda, por lo que bajó de los árboles y lo dejó recostado contra un tronco. Entonces le dejó un pequeño pergamino en la mano, se quitó la banda de la Aldea del Fuego, tomó una kunai y clavó el cuchillo en el metal con manos temblorosas.
- ¡¡HADDA!!
El grito de Toki hizo que su pulso se pudiera firme, no podía mostrar su debilidad frente a su amigo, y tachó con fuerza el símbolo de la Aldea Ninja del Fuego. Una diminuta lágrima casi imperceptible salió de sus ojos; pero ella los serró con fuerza y giró la cabeza en dirección opuesta a Toki. Con la banda negra del Fuego bien apretada en su mano derecha y la kunai casi lastimándole en su mano izquierda, salió corriendo, saltó la muralla de tierra y se perdió de vista, ignorando los gritos de Toki.
- ¡No! ¡Hadda! ¡Vuelve, no te...!- el chico miró a Kaori, se acercó a él y cuando estaba por tomar el pergamino que había dejado Hadda apareció Kaichi- Cuando llegué ya estaba aquí, él...
- Se que Kaori está bien, ¡¿Dónde está Hadda?!
- Se fue hacia...
- ¡Que estás esperando!- lo interrumpió- ¡Ve y síguela, cuando Kazuo llegue te alcanzaremos!
- Pe-pero...
- ¡¡Toki!!
- ¡Ha! ¡Si, claro!- y sin decir más se fue, siguiendo los pasos de su amiga.
Kaichi se quedó mirando en esa dirección, él no había podido detener a Hadda, Kaori tampoco, pero quizás su mejor amigo sí.
Kaori estaba sobre la cabeza de una enorme serpiente, que él mismo había terminado de invocar luego de horas de entrenamiento. El chico estaba agitado y cansado, sentado sobre la escamosa piel verde grisácea de la serpiente gigante.
- Muy bien hecho Kaori, ahora baja, has tenido suficiente entrenamiento por hoy.
El chico bajó al suelo e hizo desaparecer la serpiente. Entonces vio que su sensei se iba, pero en dirección opuesta a la aldea.
- Iré a buscar algo para...
- No vas a ir a ningún lado sensei- la interrumpió él tomándola del brazo- se miraron fijo a los ojos por unos segundos- No te vas a ir.
- Kaori suéltame- la joven se soltó y comenzó a caminar- debo irme- y siguió caminando.
- ¡No voy a permitir que te unas a Caelum Sanguis!- la chica se detuvo en seco- ¡Odias a los traidores, no permitiré que te conviertas en una! ¡Eres mi sensei y no permitiré que me dejes solo! ¡¡Amas a mi padre y no voy a permitir que lo abandones!!
Hadda apretó los puños fuertemente, Kaori tenía razón en lo que decía, odiaba a los traidores y amaba a Kaichi, pero aún así la decisión estaba tomada: prefería odiarse a sí misma que ver morir a las personas que amaba. Se quedó en silencio, sabía que no había nada que pudiera decir, tampoco se movió, las palabras de su aprendiz la habían dejado helada.
- Mientras yo esté de pie no te vas a ir- el chico juntó sus palmas, entrelazó los dedos y levantó los dedos índice y mayor de ambas manos- ¡Transformación!- se convirtió en un joven alto, de cabello algo alborotado: él mismo, unos años más grande- luego hizo la posición del fuego y agregó- ¡Clones de humo!- tres clones aparecieron, rodeando a Hadda. Luego activó su Aoime y se colocó en posición para pelear: pierna derecha al frente, mano izquierda protegiendo el corazón y brazo derecho extendido- Mientras estabas en el hospital mi padre me ayudó un poco con el estilo Kamakura, ahora se algunos trucos más.
La chica seguía sin decir nada, pero al oír lo último se dio vuelta y miró al Kaori adolescente, que tenía más o menos la misma altura que ella. No hizo nada, solo suspiró profundo y dijo:
- No quiero pelear con tigo Kaori.
- Yo tampoco Hadda, pero no voy a permitir que te unas a eses traidores...- rodeó sus manos de Aura y dijo- ¡Bloqueo de Puntos, Golpe Doble!
Las venas de Aura que llegaban a sus ojos se hincharon aún más, por lo que el Aoime incrementó su poder, y comenzó a golpear a Hadda usando el estilo Kamakura. Fueron más de cien golpes de Aura, que bloquearon por completo el flujo de ésta en el cuerpo de Hadda. El último golpe, que fue al corazón, tiró a la joven unos cuantos metros para atrás. Intentó levantarse, pero solo consiguió quedar de rodillas. Levantó la vista, su aprendiz la miraba tristemente.
- Mi padre me dijo que ni los más experimentados Kyoshos podían escapar de esa técnica, al principio no le creí, pero si tu no escapaste, entonces nadie puede.
- No te engañes- se levantó y lo miró a los ojos- no soy la ninja más poderosa, no le llego ni a los talones a un sannin como Keiichiro o Shinji.
- Pero eres la más poderosa de la Aldea del Fuego, ¿sino para que te quiere Caelum Sanguis?
Hadda soltó un suspiro de risa, pero no respondió. Hizo la posición del fuego.
- Es inútil hacer algo, bloqueé por completo tu flujo de Aura, no puedes hacer nada.
- Preguntaste para que me quiere Caelum Sanguis, voy a responderte. Recuerdas lo que dijo Shinji, “en este momento estás usando Aura de ese demonio, de otra forma ya estarías muerta”.
- ¡Que! ¡Entonces... eso era verdad!
- Si y no. Hay un poder sellado dentro de mi, un poder que incrementa mis energías y me da más Aura del normal, un poder que está sellado porque es imposible controlarlo por completo, pero que puedo liberar en pequeñas cantidades- levantó su mano derecha, la mecánica, y comenzó a rodearla de una extraña Aura roja- y puedo usarlo.
Aunque había desactivado el Aoime, Kaori podía ver a la perfección como la extraña Aura salía del interior de Hadda y se concentraba en su mano derecha, la cual -se suponía- no podía moldear Aura- entonces activó su Jigokume y, haciendo girar lentamente sus aspas, dijo:
- ¡Kekkei Genkai, Estilo Kamakura!
Entonces se golpeó a sí misma en el estómago, donde se encuentra el mayor estanque de Aura del cuerpo, con su propia Aura. Casi al instante escupió un poco de sangre, pero su flujo de Aura se reactivó. Entonces activó su Oniroku Jigokume y haciendo la posición del Oniroku Jigokume (dedos entrelazados, con los pulgares e índices unidos) dijo:
- ¡Mirada Demoníaca!- sus ojos dejaron de ser rojos y pasaron a ser naranjas. Automáticamente Kaori serró los ojos.
Hadda le lanzó tres agujas, pero solo golpearon un tronco, ya que el chico usó la técnica del reemplazo.
- No podrás hacer nada si no puedes mirarme.
- No necesito ver para detenerte... ¿o acaso olvidas quien me enseñó eso?
Hadda miró hacia los árboles, sabía que Kaori no estaba allí, pero necesitaba mirar un punto fijo para recordar: se vio con diecisiete años, frente a Genji, el cual le había hecho una técnica de ceguera total temporánea:
- Ahora dime preciosa, ¿cómo aras para escapar de mi poder si no me puedes ver?
- No necesito ver para derrotarte Genji-sama.
- ¡Ja! Y supongo que eso lo aprendiste de tu padre Hadda-hime.
- Cómo muchas otras cosas, Genji-sama.
- ¡No deberías perderte en tus recuerdos sensei!- la voz de Kaori resonando en la tierra la devolvió al presente- ¡Técnica del Entierro!
Las manos de Kaori salieron de la tierra, la tomaron de los tobillos y la tiraron hacia abajo, enterrándola hasta el cuello. Kaori se acercó a ella, con los ojos abiertos y de nuevo en su edad verdadera.
- ¿Cómo te atreves a mirarme a los ojos si aún llevo activada la Mirada Demoníaca?
- Ja, porque se que eres un clon.... ¿Dónde se fue la verdadera?
- Averígualo tu amigo, con tu Aoime.
- Agg...- tomó una aguja y se la lazó, el clon desapareció al instante. Se dio vuelta y activó su Técnica Ocular- ¡Aoime! ¡Visión Kilométrica!- las venas que llegaban a sus ojos se expandieron más y entonces pudo ver a unos diez kilómetros a su sensei, intentando escapar- ¡Te encontré!
Mientras tanto, Toki y Kaichi se comunicaron con Kazuo al mismo tiempo, gritándole al unísono:
- ¡Encontré el rastro!
- Mmm... interesante... hay tres rastros de Hadda en tres direcciones diferentes...- suspiró profundo- sabía que iba a pasar algo así.
- Es obvio que no quiere que la encontremos.
- ¿Y como aremos? No podemos seguir los tres rastros, ¡perderías mucho tiempo!
- ¡Claro que no seguiremos los tres rastros Toki!
- Debemos seguir el rastro de Kaori entonces.
- ¡De acuerdo!
Unos minutos después Toki volvió a comunicarse.
- Kobe encontró el rastro de Kaori, estoy en la Cascada del Desafío, se fueron hacia el norte.
- Muy bien, tú intenta alcanzarla, avisaré a Kaichi, yo estoy al sur de la aldea, así que tardaré bastante.
- Bien.
“- Cielos, la Mirada Demoníaca gasta mucho Aura, solo espero que...”
- ¡Muro de Tierra!
La voz de Kaori retumbó en todo el bosque y una enorme muralla de tierra se levantó enfrente de ella, deteniendo por completo su avance. Luego lanzó varias kunais al hilo y, aunque Hadda las esquivó todas y se clavaron en el muro de tierra, una vaga sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces cruzó sus brazos enfrente de su pecho con los puños cerrados, tiró levemente hacia atrás y los hilos atados a las kunais se develaron. Entonces los tensionó más y, haciendo un extraño movimiento de muñeca, enredó a Hadda con los hilos y los ató a la pared.
- Muy bien Kaori, excelente Técnica, excelentes reflejos... pero no te diste cuenta de algo.
- ¡¿Qué?!
- ¡Sello del Clan!- cuando sintió la voz de Hadda a su espalda, ya era tarde, el sello había bloqueado su kekkei genkai. Hadda lo tomó del hombro y en un susurro le dijo a su aprendiz- Lo siento Kaori- y entonces lo hizo desmayarse, golpeando su nuca suavemente con sus dedos índice, mayor y anular.
El chico cayó en brazos de Hadda, por lo que bajó de los árboles y lo dejó recostado contra un tronco. Entonces le dejó un pequeño pergamino en la mano, se quitó la banda de la Aldea del Fuego, tomó una kunai y clavó el cuchillo en el metal con manos temblorosas.
- ¡¡HADDA!!
El grito de Toki hizo que su pulso se pudiera firme, no podía mostrar su debilidad frente a su amigo, y tachó con fuerza el símbolo de la Aldea Ninja del Fuego. Una diminuta lágrima casi imperceptible salió de sus ojos; pero ella los serró con fuerza y giró la cabeza en dirección opuesta a Toki. Con la banda negra del Fuego bien apretada en su mano derecha y la kunai casi lastimándole en su mano izquierda, salió corriendo, saltó la muralla de tierra y se perdió de vista, ignorando los gritos de Toki.
- ¡No! ¡Hadda! ¡Vuelve, no te...!- el chico miró a Kaori, se acercó a él y cuando estaba por tomar el pergamino que había dejado Hadda apareció Kaichi- Cuando llegué ya estaba aquí, él...
- Se que Kaori está bien, ¡¿Dónde está Hadda?!
- Se fue hacia...
- ¡Que estás esperando!- lo interrumpió- ¡Ve y síguela, cuando Kazuo llegue te alcanzaremos!
- Pe-pero...
- ¡¡Toki!!
- ¡Ha! ¡Si, claro!- y sin decir más se fue, siguiendo los pasos de su amiga.
Kaichi se quedó mirando en esa dirección, él no había podido detener a Hadda, Kaori tampoco, pero quizás su mejor amigo sí.
Cáp. 14: La pelea de las lágrimas.
15 abr 2009
Cronicas... cap 13, parte 1
Cáp. 13: La ruptura.
A medianoche, Hadda y Shusei estaban hablando en el mundo mental de ésta sobre la “invitación” de Caelum Sanguis.
- Tienes que decidirte Hadda, Shinji quiere atacar y ya no puedo retrasarlo.
- ¿Cómo que ya no puedes? ¡Apenas pasaron cuatro días!
- Por eso mismo, Shinji pensaba atacar hoy mismo, pero logré retrasarlo. Si no te nos unes para pasado mañana atacará.
- ¡¡Qué!! ¡Tan pronto! Pero... pero... hay no...
- Créeme, le puse muchos peros... “debe estar recuperándose, es indecisa”...
- No hay problema Shusei- lo interrumpió- se que hiciste lo que pudiste... se que ahora depende de mi...- bajó la mirada, se sentía asfixiada, atrapada entre cuatro paredes que se sierran poco a poco.
Tenía la mirada perdida en el infinito piso oscuro y, por primera vez, Shusei le demostró su afecto: le acarició suavemente la mejilla.
- No te desesperes. Creo que sabrás lo que debes hacer.
Ella lo miró- Ese es el problema Shusei, se lo que debo hacer, y también se lo que quiero, la cosa es que ambos no coinciden.
- ¿He? A veces no entiendo lo que dices Hadda.
- Si, lo se... verás, DEBO quedarme en la aldea y luchar para protegerla; pero QUIERO proteger a las personas que quiero y que no sufran.
- ¿Y entonces cual es el problema? Si ese es tu dilema, entonces aquí tienes la solución: quédate.
- ¡No! ¿No lo entiendes? Si me quedo, Shinji atacará y aunque pelee todos morirán.
- Entonces únetenos.
Ella suspiró. Shusei le había dicho con total naturalidad la respuesta que ella estaba buscando. Debía unirse a Caelum Sanguis, pero aún no estaba segura. Una neblina empezó a llenar todo el lugar, reduciendo mucho la visibilidad; aún así podía ver a Shusei, que estaba a menos de un metro de ella. Comenzó a temblar y todas las puertas blancas comenzaron a dar vueltas rápidamente por todos lados. Shusei se le acercó más y la tomó de los hombros.
- No te desesperes, cálmate.
- Peor... es que... ¡¡No se que hacer!!- gritó muy fuerte, aturdiendo a su primo. Despertó bruscamente, agitada. Cuando se calmó miró alrededor, por un momento había olvidado en donde estaba.
- Hadda, que sucede?
- ¿He? Oh, no es nada Kaichi, estoy bien.
- Pero acabas de despertar gritando.
- Ham... fue solo un mal sueño.
Kaichi estaba a punto de hablar, era obvio que no le había creído, cuando alguien abrió la puerta del dormitorio.
- Papá, que fue ese grito?- Kaori se asomó, pero solo vio a su sensei cuando entró por completo, ya que ésta intentó ocultarse- ¡Hadda!
Los dos jóvenes se quedaron helados, pero, para su sorpresa, el chico, algo ruborizado, les sonrió y se fue, luego se escuchó su voz desde la habitación contigua:
- ¡Disculpen!
Kaichi suspiró aliviado, pero Hadda seguía con la cara tapada con la sabana.
- No seas tonta- ella se destapó los ojos- este pequeño incidente no te salva de mi pregunta, ¿qué te pasó?
- Ya te lo dije, un mal sueño- mintió ella aún tapada con la sabana.
- Si, claro...- él la miró, sabía que estaba mintiendo, pero aún así no la molestó más y se recostó a su lado- Vuelve a dormir, si?
Ella asintió y en unos minutos él ya se había dormido de nuevo, pero Hadda tardaría al menos una hora en dormirse nuevamente.
Mientras tanto, Shusei intentaba explicarle a su compañero de cuarto, Kasuya, porque había despertado tan bruscamente y gritando. Es que él había sido despedido de la mente de su prima.
- Explícate, ¡que rayos estabas haciendo!
- Ya sabes que tengo la habilidad de entrar en mentes ajenas.
- ¡Si, y que con eso!
- Fui expulsado de la mente en la que estaba, es todo. “En realidad estaba tan perturbada que me expulsó inconscientemente”.
- ¡Y en la mente de quien estabas!
- Eso, Kasuya, no es algo que te incumba, no eres mi jefe.
Kasuya lo tenía agarrado del brazo, por lo quy Shusei se soltó bruscamente y salió de la habitación. Comenzó a caminar por el pasillo mirando el techo, siempre había querido que su prima fuera feliz, pero eso se estaba volviendo cada vez más difícil. Respiró profundo, lo mejor sería salir de la vida de Hadda y dejar que ella cumpla con su destino, fuera cual fuera.
Al día siguiente, Hadda despertó casi dos horas después que Kaichi y Kaori. Cuando entró en el comedor, padre e hijo estaban sentados frente a frente, obviamente Kaichi le había estado aclarando ciertas cosas a su hijo. En cuanto los saludó, el pequeño le dijo con una sonrisa:
- Ahora entiendo porque siempre llegas tarde.
- ¿He? De que hablas?
- Duermes mucho... llegas tarde a todos lados porque te quedas dormida.
- Jeje puede ser...- se sentó a la mesa, se había despertado sin razón, por lo que seguía con sueño, ni siquiera tenía mucho ánimo para desayunar.
- Kaori, hoy comenzaremos de una vez por todas tu entrenamiento, si.
- Claro Hadda- el chico se levantó y le llevó el desayuno- debes desayunar bien, sensei.
- Gracias Kaori, pero no tengo hambre.
- Debes comer bien Hadda, aún estás recuperándote de la herida que te hizo Kasuya- la regañó Kaichi. Ella lo miró y estaba a punto de hablar cuando él continuó-, y no me digas que ya estás bien, porque vi tu herida y no está del todo curada.
Ella lanzó un resoplido, como quejándose, luego miró su desayuno y luego de unos minutos comenzó a comer. Ninguno de los tres habló, hasta que ella terminó y se levantó.
- Bien, debemos irnos Kaori, la invocación toma tiempo.
- Yo estoy listo.
Ambos se dispusieron a salir, pero Kaichi los detuvo.
- Espera Hadda, ¿A dónde irán?
- No te preocupes, Kaori volverá al atardecer.
Se miraron a los ojos- Se que él volverá, lo que me preocupa es si tu lo harás.
Ella no respondió, simplemente dio media vuelta y se fue. Pero cuando salió de la casa con Kaori, los ojos de Toki la estaban siguiendo.
En la Cascada del Desafío, Hadda postró delante de Kaori un enorme pergamino de la misma altura que el chico.
- Bien Kaori, el primer paso para la invocación es el pacto de sangre. Debes escribir tu nombre con sangre en el pergamino correspondiente y si no lo haces, la invocación no funciona.
- Entonces... ¿debo escribir mi nombre en este pergamino?
- Exacto. Recuerdas que Shinji dijo que creía que la invocación de serpientes había muerto con Genji?
- Si, pero no entendí lo que quiso decir.
- Verás, la invocación de serpientes es un antiguo arte ninja casi muerto, pero que Genji-sama revivió y enseñó a sus mejores súbditos. Como Genji-sama murió hace algunos años, muchos creyeron que sus invocaciones volverían a perderse en el tiempo.
- Espera... ¿tú fuiste súbdita de Genji?
- Lamentablemente si, fue poco tiempo, pero en ese tiempo me enseñó muchas cosas.
- ¿Y él te dio el pergamino?
- No, claro que no. Cuando Ikkyo lo mató y yo sallé su alma, me robé el pergamino, de otra forma se lo hubiera quedado Ikkyo y el legado de maldad de Genji-sama no se hubiera detenido.
- ¿Legado de maldad?
- Si. Escucha Kaori, yo te enseñaré la Invocación de Serpientes porque, como le dije a Shinji, ese arte no morirá con migo: yo te lo enseñaré y te daré el pergamino, cuando tu seas Kyosho se lo enseñarás a tu aprendiz, si es que así lo consideras, y él lo se lo enseñará al suyo, y hasta el fin de los tiempos, o por lo menos hasta el fin de los ninja.
- Pero... ¿Qué pasará si no encuentro al aprendiz indicado?
- Lo encontrarás, te lo aseguro.
- ¡Kazuo-sensei! ¡¡Kazuo-sensei!!- Toki golpeaba casi desesperado la puerta de la casa de su maestro y estaba por salirse de sus casillas cuando la puerta se abrió.
- Cálmate Toki, que te sucede...- le dijo el hombre con su habitual calma y con voz de dormido.
- ¿Hadda pasó la noche en casa?
- He... No, no volvió a dormir anoche.
- ¡¡Que!! Entonces... no puede ser!! Pero... HAAAA!!
- ¿Toki que rayos pasa? Que problema hay con que Hadda no haya dormido aquí anoche, quizás estuvo en una misión.
- Si, en una misión en la casa de Kaichi- contestó enojado.
- ¿Qué? ¿Quieres decir que Hadda pasó la noche en la casa de Kaichi?- Toki asintió- Bueno, ella sabrá lo que hace.
- ¡¡Que!! ¡Esa es tu respuesta!
- ¿Y que quieres que diga? Hadda ya es mayor y sabe lo que hace.
- No estoy de acuerdo con eso, Kazuo- los interrumpió otra voz. Kaichi se les acercó- Hadda está en problemas, tenemos que ayudarla.
- ¡Que haces aquí! ¡Hadda de seguro tiene problemas por tu culpa!
- Deja de decir tonterías Toki, que tiene que ver...
- ¡¿Qué tiene que ver Hadda con tigo?! ¡Veo que ya olvidaste lo que pasó anoche!
- ¡Cállate y escúchame idiota!- le gritó Kaichi, golpeándolo en la cabeza- Estoy ablando de Caelum Sanguis, no de...! ¡De Caelum Sanguis!
- Oigan, dejen de discutir, si- se interpuso Kazuo, porque Toki estaba por hablar y de seguro se le tiraría encima- Kaichi, explícate.
- Hadda va a unirse a Caelum Sanguis y va a hacerlo hoy mismo.
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
- Muy bien, tu lo dijiste Toki, debemos encontrarla y detenerla- el hombre tomó una kunai y se lastimó la yema del pulgar hasta que salió un fino hilo de sangre. Luego esparció su sangre por las de sus dedos mayor e índice, sobre los pequeños kanjis tatuados. Luego hizo la posición del fuego, la de la tierra y llevó sus manos al piso- ¡Invocación!
Tres sabuesos aparecieron de la nada. Llevaban puestas bandas de la Aldea del Fuego blancas. El más pequeño de ellos, un Beagle comenzó a hablarle a Kazuo como si nada:
- ¿Qué ocurre Kazuo?
- Mi hija, deben encontrarla. Kobe ve con Toki, Nanju irás con Kaichi y Toei, conmigo.
Los dos perros, un Afgano y un Sabueso de San Humberto ladraron en forma de respuesta.
- Bien, si la encuentran, avisen por el transmisor, si?
- Claro- contestaron los dos jóvenes al unísono y ambos salieron corriendo velozmente junto a los perros.
Kazuo miró a Toei- llévame a ella.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
...continuara...
A medianoche, Hadda y Shusei estaban hablando en el mundo mental de ésta sobre la “invitación” de Caelum Sanguis.
- Tienes que decidirte Hadda, Shinji quiere atacar y ya no puedo retrasarlo.
- ¿Cómo que ya no puedes? ¡Apenas pasaron cuatro días!
- Por eso mismo, Shinji pensaba atacar hoy mismo, pero logré retrasarlo. Si no te nos unes para pasado mañana atacará.
- ¡¡Qué!! ¡Tan pronto! Pero... pero... hay no...
- Créeme, le puse muchos peros... “debe estar recuperándose, es indecisa”...
- No hay problema Shusei- lo interrumpió- se que hiciste lo que pudiste... se que ahora depende de mi...- bajó la mirada, se sentía asfixiada, atrapada entre cuatro paredes que se sierran poco a poco.
Tenía la mirada perdida en el infinito piso oscuro y, por primera vez, Shusei le demostró su afecto: le acarició suavemente la mejilla.
- No te desesperes. Creo que sabrás lo que debes hacer.
Ella lo miró- Ese es el problema Shusei, se lo que debo hacer, y también se lo que quiero, la cosa es que ambos no coinciden.
- ¿He? A veces no entiendo lo que dices Hadda.
- Si, lo se... verás, DEBO quedarme en la aldea y luchar para protegerla; pero QUIERO proteger a las personas que quiero y que no sufran.
- ¿Y entonces cual es el problema? Si ese es tu dilema, entonces aquí tienes la solución: quédate.
- ¡No! ¿No lo entiendes? Si me quedo, Shinji atacará y aunque pelee todos morirán.
- Entonces únetenos.
Ella suspiró. Shusei le había dicho con total naturalidad la respuesta que ella estaba buscando. Debía unirse a Caelum Sanguis, pero aún no estaba segura. Una neblina empezó a llenar todo el lugar, reduciendo mucho la visibilidad; aún así podía ver a Shusei, que estaba a menos de un metro de ella. Comenzó a temblar y todas las puertas blancas comenzaron a dar vueltas rápidamente por todos lados. Shusei se le acercó más y la tomó de los hombros.
- No te desesperes, cálmate.
- Peor... es que... ¡¡No se que hacer!!- gritó muy fuerte, aturdiendo a su primo. Despertó bruscamente, agitada. Cuando se calmó miró alrededor, por un momento había olvidado en donde estaba.
- Hadda, que sucede?
- ¿He? Oh, no es nada Kaichi, estoy bien.
- Pero acabas de despertar gritando.
- Ham... fue solo un mal sueño.
Kaichi estaba a punto de hablar, era obvio que no le había creído, cuando alguien abrió la puerta del dormitorio.
- Papá, que fue ese grito?- Kaori se asomó, pero solo vio a su sensei cuando entró por completo, ya que ésta intentó ocultarse- ¡Hadda!
Los dos jóvenes se quedaron helados, pero, para su sorpresa, el chico, algo ruborizado, les sonrió y se fue, luego se escuchó su voz desde la habitación contigua:
- ¡Disculpen!
Kaichi suspiró aliviado, pero Hadda seguía con la cara tapada con la sabana.
- No seas tonta- ella se destapó los ojos- este pequeño incidente no te salva de mi pregunta, ¿qué te pasó?
- Ya te lo dije, un mal sueño- mintió ella aún tapada con la sabana.
- Si, claro...- él la miró, sabía que estaba mintiendo, pero aún así no la molestó más y se recostó a su lado- Vuelve a dormir, si?
Ella asintió y en unos minutos él ya se había dormido de nuevo, pero Hadda tardaría al menos una hora en dormirse nuevamente.
Mientras tanto, Shusei intentaba explicarle a su compañero de cuarto, Kasuya, porque había despertado tan bruscamente y gritando. Es que él había sido despedido de la mente de su prima.
- Explícate, ¡que rayos estabas haciendo!
- Ya sabes que tengo la habilidad de entrar en mentes ajenas.
- ¡Si, y que con eso!
- Fui expulsado de la mente en la que estaba, es todo. “En realidad estaba tan perturbada que me expulsó inconscientemente”.
- ¡Y en la mente de quien estabas!
- Eso, Kasuya, no es algo que te incumba, no eres mi jefe.
Kasuya lo tenía agarrado del brazo, por lo quy Shusei se soltó bruscamente y salió de la habitación. Comenzó a caminar por el pasillo mirando el techo, siempre había querido que su prima fuera feliz, pero eso se estaba volviendo cada vez más difícil. Respiró profundo, lo mejor sería salir de la vida de Hadda y dejar que ella cumpla con su destino, fuera cual fuera.
Al día siguiente, Hadda despertó casi dos horas después que Kaichi y Kaori. Cuando entró en el comedor, padre e hijo estaban sentados frente a frente, obviamente Kaichi le había estado aclarando ciertas cosas a su hijo. En cuanto los saludó, el pequeño le dijo con una sonrisa:
- Ahora entiendo porque siempre llegas tarde.
- ¿He? De que hablas?
- Duermes mucho... llegas tarde a todos lados porque te quedas dormida.
- Jeje puede ser...- se sentó a la mesa, se había despertado sin razón, por lo que seguía con sueño, ni siquiera tenía mucho ánimo para desayunar.
- Kaori, hoy comenzaremos de una vez por todas tu entrenamiento, si.
- Claro Hadda- el chico se levantó y le llevó el desayuno- debes desayunar bien, sensei.
- Gracias Kaori, pero no tengo hambre.
- Debes comer bien Hadda, aún estás recuperándote de la herida que te hizo Kasuya- la regañó Kaichi. Ella lo miró y estaba a punto de hablar cuando él continuó-, y no me digas que ya estás bien, porque vi tu herida y no está del todo curada.
Ella lanzó un resoplido, como quejándose, luego miró su desayuno y luego de unos minutos comenzó a comer. Ninguno de los tres habló, hasta que ella terminó y se levantó.
- Bien, debemos irnos Kaori, la invocación toma tiempo.
- Yo estoy listo.
Ambos se dispusieron a salir, pero Kaichi los detuvo.
- Espera Hadda, ¿A dónde irán?
- No te preocupes, Kaori volverá al atardecer.
Se miraron a los ojos- Se que él volverá, lo que me preocupa es si tu lo harás.
Ella no respondió, simplemente dio media vuelta y se fue. Pero cuando salió de la casa con Kaori, los ojos de Toki la estaban siguiendo.
En la Cascada del Desafío, Hadda postró delante de Kaori un enorme pergamino de la misma altura que el chico.
- Bien Kaori, el primer paso para la invocación es el pacto de sangre. Debes escribir tu nombre con sangre en el pergamino correspondiente y si no lo haces, la invocación no funciona.
- Entonces... ¿debo escribir mi nombre en este pergamino?
- Exacto. Recuerdas que Shinji dijo que creía que la invocación de serpientes había muerto con Genji?
- Si, pero no entendí lo que quiso decir.
- Verás, la invocación de serpientes es un antiguo arte ninja casi muerto, pero que Genji-sama revivió y enseñó a sus mejores súbditos. Como Genji-sama murió hace algunos años, muchos creyeron que sus invocaciones volverían a perderse en el tiempo.
- Espera... ¿tú fuiste súbdita de Genji?
- Lamentablemente si, fue poco tiempo, pero en ese tiempo me enseñó muchas cosas.
- ¿Y él te dio el pergamino?
- No, claro que no. Cuando Ikkyo lo mató y yo sallé su alma, me robé el pergamino, de otra forma se lo hubiera quedado Ikkyo y el legado de maldad de Genji-sama no se hubiera detenido.
- ¿Legado de maldad?
- Si. Escucha Kaori, yo te enseñaré la Invocación de Serpientes porque, como le dije a Shinji, ese arte no morirá con migo: yo te lo enseñaré y te daré el pergamino, cuando tu seas Kyosho se lo enseñarás a tu aprendiz, si es que así lo consideras, y él lo se lo enseñará al suyo, y hasta el fin de los tiempos, o por lo menos hasta el fin de los ninja.
- Pero... ¿Qué pasará si no encuentro al aprendiz indicado?
- Lo encontrarás, te lo aseguro.
- ¡Kazuo-sensei! ¡¡Kazuo-sensei!!- Toki golpeaba casi desesperado la puerta de la casa de su maestro y estaba por salirse de sus casillas cuando la puerta se abrió.
- Cálmate Toki, que te sucede...- le dijo el hombre con su habitual calma y con voz de dormido.
- ¿Hadda pasó la noche en casa?
- He... No, no volvió a dormir anoche.
- ¡¡Que!! Entonces... no puede ser!! Pero... HAAAA!!
- ¿Toki que rayos pasa? Que problema hay con que Hadda no haya dormido aquí anoche, quizás estuvo en una misión.
- Si, en una misión en la casa de Kaichi- contestó enojado.
- ¿Qué? ¿Quieres decir que Hadda pasó la noche en la casa de Kaichi?- Toki asintió- Bueno, ella sabrá lo que hace.
- ¡¡Que!! ¡Esa es tu respuesta!
- ¿Y que quieres que diga? Hadda ya es mayor y sabe lo que hace.
- No estoy de acuerdo con eso, Kazuo- los interrumpió otra voz. Kaichi se les acercó- Hadda está en problemas, tenemos que ayudarla.
- ¡Que haces aquí! ¡Hadda de seguro tiene problemas por tu culpa!
- Deja de decir tonterías Toki, que tiene que ver...
- ¡¿Qué tiene que ver Hadda con tigo?! ¡Veo que ya olvidaste lo que pasó anoche!
- ¡Cállate y escúchame idiota!- le gritó Kaichi, golpeándolo en la cabeza- Estoy ablando de Caelum Sanguis, no de...! ¡De Caelum Sanguis!
- Oigan, dejen de discutir, si- se interpuso Kazuo, porque Toki estaba por hablar y de seguro se le tiraría encima- Kaichi, explícate.
- Hadda va a unirse a Caelum Sanguis y va a hacerlo hoy mismo.
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
- Muy bien, tu lo dijiste Toki, debemos encontrarla y detenerla- el hombre tomó una kunai y se lastimó la yema del pulgar hasta que salió un fino hilo de sangre. Luego esparció su sangre por las de sus dedos mayor e índice, sobre los pequeños kanjis tatuados. Luego hizo la posición del fuego, la de la tierra y llevó sus manos al piso- ¡Invocación!
Tres sabuesos aparecieron de la nada. Llevaban puestas bandas de la Aldea del Fuego blancas. El más pequeño de ellos, un Beagle comenzó a hablarle a Kazuo como si nada:
- ¿Qué ocurre Kazuo?
- Mi hija, deben encontrarla. Kobe ve con Toki, Nanju irás con Kaichi y Toei, conmigo.
Los dos perros, un Afgano y un Sabueso de San Humberto ladraron en forma de respuesta.
- Bien, si la encuentran, avisen por el transmisor, si?
- Claro- contestaron los dos jóvenes al unísono y ambos salieron corriendo velozmente junto a los perros.
Kazuo miró a Toei- llévame a ella.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
...continuara...
14 abr 2009
Cronicas... cap 12, parte 2
en el cap anterior:
- Entonces... ¿Qué harás con Caelum Sanguis?
- ¿He? ¿A que te refieres?
- ¿Te les unirás o no?- ella lo miró, como buscando una explicación- ¿Vas a hacer lo que tienes que hacer o lo que quieres hacer?
- En ese caso Kaori, la cosa no es “tener-querer”, es deber y corazón... lo que dicta el código y lo que dicta mi corazón.
- ¿Y que vas a elegir? ¿El deber o el corazón?
Ella lo miró y se perdió en sus ojos verdes- No lo se...
Unas horas más tarde ambos caminaban tranquilos por una de las calles más silenciosas de la aldea. Ya era de noche y Hadda había querido acompañar a Kaori hasta su casa. Se detuvieron ante una pequeña casita de dos pisos, se saludaron, Hadda le recordó la hora que se verían al día siguiente para entrenar y ella siguió caminando muy despacio, como le era costumbre. Kaori estaba por tomar el picaporte cuando la puerta (corrediza) se abrió de golpe: la madre de Kaori, una mujer de unos treinta años, de cabello negro, corto y completamente recto y prolijo de ojos color miel y mirada severa salió de dentro de la casa y comenzó a gritarle.
- ¡Que horas son estas para llegar a tu casa! ¡Hace más de dos horas que es de noche, quien te crees que eres!
- Mamá... soy un ninja, ¡se cuidarme solo!
- ¡Tu no eres un ninja, solo eres un niño pequeño e indefenso! ¡No puedes andar por ahí solo!
- El no vino solo- interrumpió Hadda, apareciendo detrás de Kaori- ha estado con migo desde temprano y yo lo acompañé hasta aquí.
- ¡¿Y tu quien eres?!- preguntó la mujer de mala forma.
- Soy Gintama, Hadda Gintama, y soy la sensei de su hijo, que por cierto, es perfectamente capaz de cuidarse solo.
- ¡Oh! ¡Así que tu eres la FAMOSA Hadda Gintama!- dijo irónicamente, ignorando el comentario de la chica sobre el niño.
- ¿Famosa? ¿Así que ha oído hablar de mí?
- ¡Ja! ¿¡Si he oído sobre ti!? ¡Mi esposo no paraba de hablar de ti, ya me tenía harta! ¡Dime, que le interesa a un niño de tres años las historias de una chica asesina! ¿¡He!?
- ¡¡Ella no es una asesina mamá!!- saltó Kaori, antes que su sensei- ¡Ella es una ninja, una de las mejores kunoichis de la Aldea!
- Ninja, kunoichi, shinobi... cómo sea, para mi son todos asesinos, y mi hijo- tomó a Kaori bruscamente del brazo y le sacó la bandana de la frente- no será un asesino.
- ¡Hay! Mamá, me lastimas, ¡suéltame!
- ¡Vete a tu cuarto y no salgas!
Intentó tirarlo hacia adentro de la casa, pero Hadda la detuvo, colocando sus dedos índice y mayor izquierdos en su frente, amenazadoramente.
- Suéltelo- ordenó, y como la mujer no hizo caso, activó su Jigokume, para demostrar que hablaba enserio-. Suelte a Kaori, ahora.
La mujer quedó helada, soltó a Kaori y dejó caer la bandana del chico. Él la tomó, se alejó de su madre y se pegó a Hadda, en demostración de miedo hacia su madre y afecto maternal a su sensei. Hadda dejó de apuntar a la mujer, pero no desactivó su Jigokume.
- No puede prohibirle que sea un ninja, está en su sangre.
- ¡No me importa! ¡Es solo un niño!
- ¡Kaori no es un niño! ¡Es un ninja! ¡Un gran shinobi al que respeto como a un igual! ¡Él no es un niñito indefenso, es un guerrero con un gran sueño y usted no va a impedir que él cumpla con ese sueño!
- ¡Tu no eres nadie para decirme lo que puedo y no puedo hacer con mi hijo!
- ¿Ha no? Entonces mírelo de esta forma: si quería tener un hijo que fuera un simple niño... lo hubiera pensado antes de acostarse con el ninja genio del Clan más poderoso de la Aldea!!
- ¡Ha! ¡¿Cómo te atreves?!- hizo un extraño movimiento, como queriendo tomar el brazo de Kaori- Dame a mi hijo!
- No- Hadda se interpuso- no permitiré que le impida hacer lo que él quiere.
- ¡Pero...! Kaori, ven, entra a casa!
- No madre, no voy a entrar- contestó él, con voz tranquila, su madre lo miró decepcionada- quiero ser un ninja, no un niño.
- ¡Pero que dices! ¡Solo tienes nueve años! Debes estar con migo, tu mamá, no haciendo cosas extrañas por ahí.
- ¿Mamá? Tu no eres mi mamá, solo eres la mujer que me tuvo dentro suyo... tu nunca me felicitaste por mis logros, no te pusiste feliz cuando me convertí en Deshi, cuando cumplí mi primera misión de rango B, cuando te dije que iba a entrar al examen Chimu... una madre no es así... ¡¡tu no eres mi madre, eres solo una mujer que me tuvo dentro suyo!!
Y dicho esto salió corriendo, con lágrimas en los ojos.
- ¡¡Kaori!! ¡Vuelve a donde vas!
- Déjelo, él no va a volver, irá a vivir con su padre y no espere su regreso... porque le es un ninja y un ninja no puede ser esclavo de nadie... ni siquiera de su propia madre.
Y dicho esto salió corriendo a buscar a Kaori, dejando a la mujer en el umbral. Pero luego entró su casa, serró la puerta y no volvió a ver a su hijo.
- ¡Kaori espera!- Hadda lo atajó justo a tiempo, ya que estaba por caer del techo por el que iba- Cálmate.
- La odio... ella no es mi mamá... nunca lo fue, nunca... nunca lo será...
- Si, lo se Kaori- se arrodilló a su altura y le secó las lágrimas- Vamos, te llevaré a la casa de tu padre.
El niño asintió. Hadda lo cargó en su espalda y en pocos minutos estaban en la casa de Kaichi, en el barrio Kamakura. Apenas vio los ojos de Hadda por el mirador el joven abrió la puerta bruscamente.
- ¡Hadda, que pasó!- ella no contestó, solo entonces vio a su hijo, dormido en la espalda de la chica- ¿Kaori? ¿Pero que...?
- Debemos acostarlo, después te explico.
Kaichi acostó al chico en una cama de una pequeña habitación que tenía guardada sólo para él, se sentaron frente a frente y preguntó:
- ¿Fue su madre, verdad?
- Si, fue ella... y Kaori está decidido a no volver, pero... debes decirme la verdad Kaichi.
- ¿De que hablas?
- Vamos... tu tienes veintinueve, Kaori nueve... las cuentas no me sierran muy bien Kaichi... Kaori me dijo que tu y su madre tuvieron que casarse a la fuerza, pero se que no le contaste toda la verdad...
- Sí, así es, pero no te preocupes, voy a decirte todo...- serró los ojos, tomó aire y comenzó-. Meses después de que te fuiste, llegaron a la aldea un grupo de refugiados del País de la Garra, necesitaban protección por lo que Keiichiro-sama asignó a nuestro equipo para su custodia.
- ¿Te refieres a Kei, Rock Lee, Suki y tu?
Kaichi asintió- La madre de Kaori era una de esas refugiadas y al principio no involucré la misión con los sentimientos, pero ella... ella no lo entendía así, estaba todo el tiempo atrás mío, no me dejaba en paz ni un segundo.
- Hasta que caíste, ella te venció.
- Así es, ella me ganó y bueno... nos pusimos de novio- hizo una pausa-. Pero entonces me enteré de porque ella estaba refugiada: ella era descendiente de un antiguo y poderoso Clan ninja del País de la Garra que permanecía en secreto, ella odiaba a los ninjas, porque su padre había estado en la última Guerra Ninja y no le había ido muy bien, por lo que sus padre jamás le dijeron que poseía un kekkei genkai.
- ¿Y entonces fue cuando te interesó más, no?
- Así es. Casi dos años después el padre de hinata murió en una misión, por lo que ella heredó el liderazgo del Clan, pero ella no lo quería y me lo ofreció a mí, que como su primo podía aceptarlo, pero había un problema.
- ¿El sello?
- Si y no. Como yo poseía el sello no podía heredar el Clan directamente, tenía dos opciones: romper el sello o tener descendencia.
- Déjame adivinar lo que sigue... quisiste tener un hijo con la madre de Kaori para que tu kekkei genkai se fortaleciera y así podría vencer el sello que tu posees, ella por supuesto aceptó o ni siquiera se enteró y nueve meses después nació Kaori.
- Si, así fue... ella no se enteró, bueno por lo menos hasta el segundo mes de embarazo- hizo una pausa- cuando faltaban dos meses para el nacimiento de Kaori sus padres me obligaron a que me casara con ella y no pude negarme.
- ¿Por qué te obligaron? ¿Y por qué no pudiste oponerte?
- Nos obligaron porque ellos querían asegurar la descendencia de su línea sucesoria y porque si yo me casaba con su hija serían ciudadanos oficiales de la Aldea del Fuego y dejarían de perseguirlos; y no pude negarme porque me amenazaron con irse con Kaori lejos de aquí, y no podía permitir eso, no podía permitir que mi hijo estuviera alejado de mi para siempre.
- ¡¡Eso hicieron!! ¡De donde vengo eso se llama extorsión!
- Si, lo se, pero no tuve otra opción.
- ¡Pero te casaste con una persona a la que no querías de verdad!
- Si, pero supongo que debí haberlo pensado antes de tener un hijo con ella.
- Oh, Kaichi...- iba a decir algo, pero no lo hizo. Iba a decirle algo que le habían dicho muchas veces a ella: “no seas tan duro con tigo mismo”, pero luego recordó que ella nunca le había hecho caso y sentía que no quedaría muy bien decir algo a lo que ella nunca había prestado atención. Bajó la mirada, Kaichi se puso de pie y ella clavó la vista en la bandana de Caelum Sanguis que tenía en la mano.
- ¿Qué vas a hacer?
- ¿He?- la pregunta de Kaichi la desconcertó.
- Con Caelum Sanguis, ¿qué vas a hacer?
- Ham... no lo se...
- ¿No lo sabes? Creo que nunca te había escuchado decir eso.
Hadda permaneció callada unos minutos, pero luego se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta, pero Kaichi la detuvo tomándola del brazo. Ella se dio vuelta, pero no tuvo tiempo de reaccionar: él la besó. Luego de unos minutos se separaron.
- ¡Kaichi, que haces!
- Perdona, es que...
- ¡Estás casado, no puedes...!
- Pero estoy cansado de hacer lo que debo, quiero hacer lo que quiero.
Ella lo miró a los ojos- Es verdad.... yo... yo también quiero hacer lo que quiero... pero...
No terminó la frase, simplemente se acercó a él y volvieron a besarse, pero vez terminaron en la cama...
Cáp. 13: La ruptura.
- Entonces... ¿Qué harás con Caelum Sanguis?
- ¿He? ¿A que te refieres?
- ¿Te les unirás o no?- ella lo miró, como buscando una explicación- ¿Vas a hacer lo que tienes que hacer o lo que quieres hacer?
- En ese caso Kaori, la cosa no es “tener-querer”, es deber y corazón... lo que dicta el código y lo que dicta mi corazón.
- ¿Y que vas a elegir? ¿El deber o el corazón?
Ella lo miró y se perdió en sus ojos verdes- No lo se...
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Unas horas más tarde ambos caminaban tranquilos por una de las calles más silenciosas de la aldea. Ya era de noche y Hadda había querido acompañar a Kaori hasta su casa. Se detuvieron ante una pequeña casita de dos pisos, se saludaron, Hadda le recordó la hora que se verían al día siguiente para entrenar y ella siguió caminando muy despacio, como le era costumbre. Kaori estaba por tomar el picaporte cuando la puerta (corrediza) se abrió de golpe: la madre de Kaori, una mujer de unos treinta años, de cabello negro, corto y completamente recto y prolijo de ojos color miel y mirada severa salió de dentro de la casa y comenzó a gritarle.
- ¡Que horas son estas para llegar a tu casa! ¡Hace más de dos horas que es de noche, quien te crees que eres!
- Mamá... soy un ninja, ¡se cuidarme solo!
- ¡Tu no eres un ninja, solo eres un niño pequeño e indefenso! ¡No puedes andar por ahí solo!
- El no vino solo- interrumpió Hadda, apareciendo detrás de Kaori- ha estado con migo desde temprano y yo lo acompañé hasta aquí.
- ¡¿Y tu quien eres?!- preguntó la mujer de mala forma.
- Soy Gintama, Hadda Gintama, y soy la sensei de su hijo, que por cierto, es perfectamente capaz de cuidarse solo.
- ¡Oh! ¡Así que tu eres la FAMOSA Hadda Gintama!- dijo irónicamente, ignorando el comentario de la chica sobre el niño.
- ¿Famosa? ¿Así que ha oído hablar de mí?
- ¡Ja! ¿¡Si he oído sobre ti!? ¡Mi esposo no paraba de hablar de ti, ya me tenía harta! ¡Dime, que le interesa a un niño de tres años las historias de una chica asesina! ¿¡He!?
- ¡¡Ella no es una asesina mamá!!- saltó Kaori, antes que su sensei- ¡Ella es una ninja, una de las mejores kunoichis de la Aldea!
- Ninja, kunoichi, shinobi... cómo sea, para mi son todos asesinos, y mi hijo- tomó a Kaori bruscamente del brazo y le sacó la bandana de la frente- no será un asesino.
- ¡Hay! Mamá, me lastimas, ¡suéltame!
- ¡Vete a tu cuarto y no salgas!
Intentó tirarlo hacia adentro de la casa, pero Hadda la detuvo, colocando sus dedos índice y mayor izquierdos en su frente, amenazadoramente.
- Suéltelo- ordenó, y como la mujer no hizo caso, activó su Jigokume, para demostrar que hablaba enserio-. Suelte a Kaori, ahora.
La mujer quedó helada, soltó a Kaori y dejó caer la bandana del chico. Él la tomó, se alejó de su madre y se pegó a Hadda, en demostración de miedo hacia su madre y afecto maternal a su sensei. Hadda dejó de apuntar a la mujer, pero no desactivó su Jigokume.
- No puede prohibirle que sea un ninja, está en su sangre.
- ¡No me importa! ¡Es solo un niño!
- ¡Kaori no es un niño! ¡Es un ninja! ¡Un gran shinobi al que respeto como a un igual! ¡Él no es un niñito indefenso, es un guerrero con un gran sueño y usted no va a impedir que él cumpla con ese sueño!
- ¡Tu no eres nadie para decirme lo que puedo y no puedo hacer con mi hijo!
- ¿Ha no? Entonces mírelo de esta forma: si quería tener un hijo que fuera un simple niño... lo hubiera pensado antes de acostarse con el ninja genio del Clan más poderoso de la Aldea!!
- ¡Ha! ¡¿Cómo te atreves?!- hizo un extraño movimiento, como queriendo tomar el brazo de Kaori- Dame a mi hijo!
- No- Hadda se interpuso- no permitiré que le impida hacer lo que él quiere.
- ¡Pero...! Kaori, ven, entra a casa!
- No madre, no voy a entrar- contestó él, con voz tranquila, su madre lo miró decepcionada- quiero ser un ninja, no un niño.
- ¡Pero que dices! ¡Solo tienes nueve años! Debes estar con migo, tu mamá, no haciendo cosas extrañas por ahí.
- ¿Mamá? Tu no eres mi mamá, solo eres la mujer que me tuvo dentro suyo... tu nunca me felicitaste por mis logros, no te pusiste feliz cuando me convertí en Deshi, cuando cumplí mi primera misión de rango B, cuando te dije que iba a entrar al examen Chimu... una madre no es así... ¡¡tu no eres mi madre, eres solo una mujer que me tuvo dentro suyo!!
Y dicho esto salió corriendo, con lágrimas en los ojos.
- ¡¡Kaori!! ¡Vuelve a donde vas!
- Déjelo, él no va a volver, irá a vivir con su padre y no espere su regreso... porque le es un ninja y un ninja no puede ser esclavo de nadie... ni siquiera de su propia madre.
Y dicho esto salió corriendo a buscar a Kaori, dejando a la mujer en el umbral. Pero luego entró su casa, serró la puerta y no volvió a ver a su hijo.
- ¡Kaori espera!- Hadda lo atajó justo a tiempo, ya que estaba por caer del techo por el que iba- Cálmate.
- La odio... ella no es mi mamá... nunca lo fue, nunca... nunca lo será...
- Si, lo se Kaori- se arrodilló a su altura y le secó las lágrimas- Vamos, te llevaré a la casa de tu padre.
El niño asintió. Hadda lo cargó en su espalda y en pocos minutos estaban en la casa de Kaichi, en el barrio Kamakura. Apenas vio los ojos de Hadda por el mirador el joven abrió la puerta bruscamente.
- ¡Hadda, que pasó!- ella no contestó, solo entonces vio a su hijo, dormido en la espalda de la chica- ¿Kaori? ¿Pero que...?
- Debemos acostarlo, después te explico.
Kaichi acostó al chico en una cama de una pequeña habitación que tenía guardada sólo para él, se sentaron frente a frente y preguntó:
- ¿Fue su madre, verdad?
- Si, fue ella... y Kaori está decidido a no volver, pero... debes decirme la verdad Kaichi.
- ¿De que hablas?
- Vamos... tu tienes veintinueve, Kaori nueve... las cuentas no me sierran muy bien Kaichi... Kaori me dijo que tu y su madre tuvieron que casarse a la fuerza, pero se que no le contaste toda la verdad...
- Sí, así es, pero no te preocupes, voy a decirte todo...- serró los ojos, tomó aire y comenzó-. Meses después de que te fuiste, llegaron a la aldea un grupo de refugiados del País de la Garra, necesitaban protección por lo que Keiichiro-sama asignó a nuestro equipo para su custodia.
- ¿Te refieres a Kei, Rock Lee, Suki y tu?
Kaichi asintió- La madre de Kaori era una de esas refugiadas y al principio no involucré la misión con los sentimientos, pero ella... ella no lo entendía así, estaba todo el tiempo atrás mío, no me dejaba en paz ni un segundo.
- Hasta que caíste, ella te venció.
- Así es, ella me ganó y bueno... nos pusimos de novio- hizo una pausa-. Pero entonces me enteré de porque ella estaba refugiada: ella era descendiente de un antiguo y poderoso Clan ninja del País de la Garra que permanecía en secreto, ella odiaba a los ninjas, porque su padre había estado en la última Guerra Ninja y no le había ido muy bien, por lo que sus padre jamás le dijeron que poseía un kekkei genkai.
- ¿Y entonces fue cuando te interesó más, no?
- Así es. Casi dos años después el padre de hinata murió en una misión, por lo que ella heredó el liderazgo del Clan, pero ella no lo quería y me lo ofreció a mí, que como su primo podía aceptarlo, pero había un problema.
- ¿El sello?
- Si y no. Como yo poseía el sello no podía heredar el Clan directamente, tenía dos opciones: romper el sello o tener descendencia.
- Déjame adivinar lo que sigue... quisiste tener un hijo con la madre de Kaori para que tu kekkei genkai se fortaleciera y así podría vencer el sello que tu posees, ella por supuesto aceptó o ni siquiera se enteró y nueve meses después nació Kaori.
- Si, así fue... ella no se enteró, bueno por lo menos hasta el segundo mes de embarazo- hizo una pausa- cuando faltaban dos meses para el nacimiento de Kaori sus padres me obligaron a que me casara con ella y no pude negarme.
- ¿Por qué te obligaron? ¿Y por qué no pudiste oponerte?
- Nos obligaron porque ellos querían asegurar la descendencia de su línea sucesoria y porque si yo me casaba con su hija serían ciudadanos oficiales de la Aldea del Fuego y dejarían de perseguirlos; y no pude negarme porque me amenazaron con irse con Kaori lejos de aquí, y no podía permitir eso, no podía permitir que mi hijo estuviera alejado de mi para siempre.
- ¡¡Eso hicieron!! ¡De donde vengo eso se llama extorsión!
- Si, lo se, pero no tuve otra opción.
- ¡Pero te casaste con una persona a la que no querías de verdad!
- Si, pero supongo que debí haberlo pensado antes de tener un hijo con ella.
- Oh, Kaichi...- iba a decir algo, pero no lo hizo. Iba a decirle algo que le habían dicho muchas veces a ella: “no seas tan duro con tigo mismo”, pero luego recordó que ella nunca le había hecho caso y sentía que no quedaría muy bien decir algo a lo que ella nunca había prestado atención. Bajó la mirada, Kaichi se puso de pie y ella clavó la vista en la bandana de Caelum Sanguis que tenía en la mano.
- ¿Qué vas a hacer?
- ¿He?- la pregunta de Kaichi la desconcertó.
- Con Caelum Sanguis, ¿qué vas a hacer?
- Ham... no lo se...
- ¿No lo sabes? Creo que nunca te había escuchado decir eso.
Hadda permaneció callada unos minutos, pero luego se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta, pero Kaichi la detuvo tomándola del brazo. Ella se dio vuelta, pero no tuvo tiempo de reaccionar: él la besó. Luego de unos minutos se separaron.
- ¡Kaichi, que haces!
- Perdona, es que...
- ¡Estás casado, no puedes...!
- Pero estoy cansado de hacer lo que debo, quiero hacer lo que quiero.
Ella lo miró a los ojos- Es verdad.... yo... yo también quiero hacer lo que quiero... pero...
No terminó la frase, simplemente se acercó a él y volvieron a besarse, pero vez terminaron en la cama...
Cáp. 13: La ruptura.
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