cap anterior:
- Hadda va a unirse a Caelum Sanguis y va a hacerlo hoy mismo.
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
- ¡¡Que!!
- Lo que escucharon. Se fue a entrenar con Kaori, pero no se a donde fueron, no va a perder tiempo, ¡va a unírseles!
- Entonces nosotros podemos perder más tiempo, debemos encontrarla!
Kazuo miró a Toei- llévame a ella.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
El sabueso asintió y ambos partieron en otra dirección.
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- Muy bien Kaori, ese fue una invocación perfecta.
Kaori estaba sobre la cabeza de una enorme serpiente, que él mismo había terminado de invocar luego de horas de entrenamiento. El chico estaba agitado y cansado, sentado sobre la escamosa piel verde grisácea de la serpiente gigante.
- Muy bien hecho Kaori, ahora baja, has tenido suficiente entrenamiento por hoy.
El chico bajó al suelo e hizo desaparecer la serpiente. Entonces vio que su sensei se iba, pero en dirección opuesta a la aldea.
- Iré a buscar algo para...
- No vas a ir a ningún lado sensei- la interrumpió él tomándola del brazo- se miraron fijo a los ojos por unos segundos- No te vas a ir.
- Kaori suéltame- la joven se soltó y comenzó a caminar- debo irme- y siguió caminando.
- ¡No voy a permitir que te unas a Caelum Sanguis!- la chica se detuvo en seco- ¡Odias a los traidores, no permitiré que te conviertas en una! ¡Eres mi sensei y no permitiré que me dejes solo! ¡¡Amas a mi padre y no voy a permitir que lo abandones!!
Hadda apretó los puños fuertemente, Kaori tenía razón en lo que decía, odiaba a los traidores y amaba a Kaichi, pero aún así la decisión estaba tomada: prefería odiarse a sí misma que ver morir a las personas que amaba. Se quedó en silencio, sabía que no había nada que pudiera decir, tampoco se movió, las palabras de su aprendiz la habían dejado helada.
- Mientras yo esté de pie no te vas a ir- el chico juntó sus palmas, entrelazó los dedos y levantó los dedos índice y mayor de ambas manos- ¡Transformación!- se convirtió en un joven alto, de cabello algo alborotado: él mismo, unos años más grande- luego hizo la posición del fuego y agregó- ¡Clones de humo!- tres clones aparecieron, rodeando a Hadda. Luego activó su Aoime y se colocó en posición para pelear: pierna derecha al frente, mano izquierda protegiendo el corazón y brazo derecho extendido- Mientras estabas en el hospital mi padre me ayudó un poco con el estilo Kamakura, ahora se algunos trucos más.
La chica seguía sin decir nada, pero al oír lo último se dio vuelta y miró al Kaori adolescente, que tenía más o menos la misma altura que ella. No hizo nada, solo suspiró profundo y dijo:
- No quiero pelear con tigo Kaori.
- Yo tampoco Hadda, pero no voy a permitir que te unas a eses traidores...- rodeó sus manos de Aura y dijo- ¡Bloqueo de Puntos, Golpe Doble!
Las venas de Aura que llegaban a sus ojos se hincharon aún más, por lo que el Aoime incrementó su poder, y comenzó a golpear a Hadda usando el estilo Kamakura. Fueron más de cien golpes de Aura, que bloquearon por completo el flujo de ésta en el cuerpo de Hadda. El último golpe, que fue al corazón, tiró a la joven unos cuantos metros para atrás. Intentó levantarse, pero solo consiguió quedar de rodillas. Levantó la vista, su aprendiz la miraba tristemente.
- Mi padre me dijo que ni los más experimentados Kyoshos podían escapar de esa técnica, al principio no le creí, pero si tu no escapaste, entonces nadie puede.
- No te engañes- se levantó y lo miró a los ojos- no soy la ninja más poderosa, no le llego ni a los talones a un sannin como Keiichiro o Shinji.
- Pero eres la más poderosa de la Aldea del Fuego, ¿sino para que te quiere Caelum Sanguis?
Hadda soltó un suspiro de risa, pero no respondió. Hizo la posición del fuego.
- Es inútil hacer algo, bloqueé por completo tu flujo de Aura, no puedes hacer nada.
- Preguntaste para que me quiere Caelum Sanguis, voy a responderte. Recuerdas lo que dijo Shinji, “en este momento estás usando Aura de ese demonio, de otra forma ya estarías muerta”.
- ¡Que! ¡Entonces... eso era verdad!
- Si y no. Hay un poder sellado dentro de mi, un poder que incrementa mis energías y me da más Aura del normal, un poder que está sellado porque es imposible controlarlo por completo, pero que puedo liberar en pequeñas cantidades- levantó su mano derecha, la mecánica, y comenzó a rodearla de una extraña Aura roja- y puedo usarlo.
Aunque había desactivado el Aoime, Kaori podía ver a la perfección como la extraña Aura salía del interior de Hadda y se concentraba en su mano derecha, la cual -se suponía- no podía moldear Aura- entonces activó su Jigokume y, haciendo girar lentamente sus aspas, dijo:
- ¡Kekkei Genkai, Estilo Kamakura!
Entonces se golpeó a sí misma en el estómago, donde se encuentra el mayor estanque de Aura del cuerpo, con su propia Aura. Casi al instante escupió un poco de sangre, pero su flujo de Aura se reactivó. Entonces activó su Oniroku Jigokume y haciendo la posición del Oniroku Jigokume (dedos entrelazados, con los pulgares e índices unidos) dijo:
- ¡Mirada Demoníaca!- sus ojos dejaron de ser rojos y pasaron a ser naranjas. Automáticamente Kaori serró los ojos.
Hadda le lanzó tres agujas, pero solo golpearon un tronco, ya que el chico usó la técnica del reemplazo.
- No podrás hacer nada si no puedes mirarme.
- No necesito ver para detenerte... ¿o acaso olvidas quien me enseñó eso?
Hadda miró hacia los árboles, sabía que Kaori no estaba allí, pero necesitaba mirar un punto fijo para recordar: se vio con diecisiete años, frente a Genji, el cual le había hecho una técnica de ceguera total temporánea:
- Ahora dime preciosa, ¿cómo aras para escapar de mi poder si no me puedes ver?
- No necesito ver para derrotarte Genji-sama.
- ¡Ja! Y supongo que eso lo aprendiste de tu padre Hadda-hime.
- Cómo muchas otras cosas, Genji-sama.
- ¡No deberías perderte en tus recuerdos sensei!- la voz de Kaori resonando en la tierra la devolvió al presente- ¡Técnica del Entierro!
Las manos de Kaori salieron de la tierra, la tomaron de los tobillos y la tiraron hacia abajo, enterrándola hasta el cuello. Kaori se acercó a ella, con los ojos abiertos y de nuevo en su edad verdadera.
- ¿Cómo te atreves a mirarme a los ojos si aún llevo activada la Mirada Demoníaca?
- Ja, porque se que eres un clon.... ¿Dónde se fue la verdadera?
- Averígualo tu amigo, con tu Aoime.
- Agg...- tomó una aguja y se la lazó, el clon desapareció al instante. Se dio vuelta y activó su Técnica Ocular- ¡Aoime! ¡Visión Kilométrica!- las venas que llegaban a sus ojos se expandieron más y entonces pudo ver a unos diez kilómetros a su sensei, intentando escapar- ¡Te encontré!
Mientras tanto, Toki y Kaichi se comunicaron con Kazuo al mismo tiempo, gritándole al unísono:
- ¡Encontré el rastro!
- Mmm... interesante... hay tres rastros de Hadda en tres direcciones diferentes...- suspiró profundo- sabía que iba a pasar algo así.
- Es obvio que no quiere que la encontremos.
- ¿Y como aremos? No podemos seguir los tres rastros, ¡perderías mucho tiempo!
- ¡Claro que no seguiremos los tres rastros Toki!
- Debemos seguir el rastro de Kaori entonces.
- ¡De acuerdo!
Unos minutos después Toki volvió a comunicarse.
- Kobe encontró el rastro de Kaori, estoy en la Cascada del Desafío, se fueron hacia el norte.
- Muy bien, tú intenta alcanzarla, avisaré a Kaichi, yo estoy al sur de la aldea, así que tardaré bastante.
- Bien.
“- Cielos, la Mirada Demoníaca gasta mucho Aura, solo espero que...”
- ¡Muro de Tierra!
La voz de Kaori retumbó en todo el bosque y una enorme muralla de tierra se levantó enfrente de ella, deteniendo por completo su avance. Luego lanzó varias kunais al hilo y, aunque Hadda las esquivó todas y se clavaron en el muro de tierra, una vaga sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces cruzó sus brazos enfrente de su pecho con los puños cerrados, tiró levemente hacia atrás y los hilos atados a las kunais se develaron. Entonces los tensionó más y, haciendo un extraño movimiento de muñeca, enredó a Hadda con los hilos y los ató a la pared.
- Muy bien Kaori, excelente Técnica, excelentes reflejos... pero no te diste cuenta de algo.
- ¡¿Qué?!
- ¡Sello del Clan!- cuando sintió la voz de Hadda a su espalda, ya era tarde, el sello había bloqueado su kekkei genkai. Hadda lo tomó del hombro y en un susurro le dijo a su aprendiz- Lo siento Kaori- y entonces lo hizo desmayarse, golpeando su nuca suavemente con sus dedos índice, mayor y anular.
El chico cayó en brazos de Hadda, por lo que bajó de los árboles y lo dejó recostado contra un tronco. Entonces le dejó un pequeño pergamino en la mano, se quitó la banda de la Aldea del Fuego, tomó una kunai y clavó el cuchillo en el metal con manos temblorosas.
- ¡¡HADDA!!
El grito de Toki hizo que su pulso se pudiera firme, no podía mostrar su debilidad frente a su amigo, y tachó con fuerza el símbolo de la Aldea Ninja del Fuego. Una diminuta lágrima casi imperceptible salió de sus ojos; pero ella los serró con fuerza y giró la cabeza en dirección opuesta a Toki. Con la banda negra del Fuego bien apretada en su mano derecha y la kunai casi lastimándole en su mano izquierda, salió corriendo, saltó la muralla de tierra y se perdió de vista, ignorando los gritos de Toki.
- ¡No! ¡Hadda! ¡Vuelve, no te...!- el chico miró a Kaori, se acercó a él y cuando estaba por tomar el pergamino que había dejado Hadda apareció Kaichi- Cuando llegué ya estaba aquí, él...
- Se que Kaori está bien, ¡¿Dónde está Hadda?!
- Se fue hacia...
- ¡Que estás esperando!- lo interrumpió- ¡Ve y síguela, cuando Kazuo llegue te alcanzaremos!
- Pe-pero...
- ¡¡Toki!!
- ¡Ha! ¡Si, claro!- y sin decir más se fue, siguiendo los pasos de su amiga.
Kaichi se quedó mirando en esa dirección, él no había podido detener a Hadda, Kaori tampoco, pero quizás su mejor amigo sí.
Kaori estaba sobre la cabeza de una enorme serpiente, que él mismo había terminado de invocar luego de horas de entrenamiento. El chico estaba agitado y cansado, sentado sobre la escamosa piel verde grisácea de la serpiente gigante.
- Muy bien hecho Kaori, ahora baja, has tenido suficiente entrenamiento por hoy.
El chico bajó al suelo e hizo desaparecer la serpiente. Entonces vio que su sensei se iba, pero en dirección opuesta a la aldea.
- Iré a buscar algo para...
- No vas a ir a ningún lado sensei- la interrumpió él tomándola del brazo- se miraron fijo a los ojos por unos segundos- No te vas a ir.
- Kaori suéltame- la joven se soltó y comenzó a caminar- debo irme- y siguió caminando.
- ¡No voy a permitir que te unas a Caelum Sanguis!- la chica se detuvo en seco- ¡Odias a los traidores, no permitiré que te conviertas en una! ¡Eres mi sensei y no permitiré que me dejes solo! ¡¡Amas a mi padre y no voy a permitir que lo abandones!!
Hadda apretó los puños fuertemente, Kaori tenía razón en lo que decía, odiaba a los traidores y amaba a Kaichi, pero aún así la decisión estaba tomada: prefería odiarse a sí misma que ver morir a las personas que amaba. Se quedó en silencio, sabía que no había nada que pudiera decir, tampoco se movió, las palabras de su aprendiz la habían dejado helada.
- Mientras yo esté de pie no te vas a ir- el chico juntó sus palmas, entrelazó los dedos y levantó los dedos índice y mayor de ambas manos- ¡Transformación!- se convirtió en un joven alto, de cabello algo alborotado: él mismo, unos años más grande- luego hizo la posición del fuego y agregó- ¡Clones de humo!- tres clones aparecieron, rodeando a Hadda. Luego activó su Aoime y se colocó en posición para pelear: pierna derecha al frente, mano izquierda protegiendo el corazón y brazo derecho extendido- Mientras estabas en el hospital mi padre me ayudó un poco con el estilo Kamakura, ahora se algunos trucos más.
La chica seguía sin decir nada, pero al oír lo último se dio vuelta y miró al Kaori adolescente, que tenía más o menos la misma altura que ella. No hizo nada, solo suspiró profundo y dijo:
- No quiero pelear con tigo Kaori.
- Yo tampoco Hadda, pero no voy a permitir que te unas a eses traidores...- rodeó sus manos de Aura y dijo- ¡Bloqueo de Puntos, Golpe Doble!
Las venas de Aura que llegaban a sus ojos se hincharon aún más, por lo que el Aoime incrementó su poder, y comenzó a golpear a Hadda usando el estilo Kamakura. Fueron más de cien golpes de Aura, que bloquearon por completo el flujo de ésta en el cuerpo de Hadda. El último golpe, que fue al corazón, tiró a la joven unos cuantos metros para atrás. Intentó levantarse, pero solo consiguió quedar de rodillas. Levantó la vista, su aprendiz la miraba tristemente.
- Mi padre me dijo que ni los más experimentados Kyoshos podían escapar de esa técnica, al principio no le creí, pero si tu no escapaste, entonces nadie puede.
- No te engañes- se levantó y lo miró a los ojos- no soy la ninja más poderosa, no le llego ni a los talones a un sannin como Keiichiro o Shinji.
- Pero eres la más poderosa de la Aldea del Fuego, ¿sino para que te quiere Caelum Sanguis?
Hadda soltó un suspiro de risa, pero no respondió. Hizo la posición del fuego.
- Es inútil hacer algo, bloqueé por completo tu flujo de Aura, no puedes hacer nada.
- Preguntaste para que me quiere Caelum Sanguis, voy a responderte. Recuerdas lo que dijo Shinji, “en este momento estás usando Aura de ese demonio, de otra forma ya estarías muerta”.
- ¡Que! ¡Entonces... eso era verdad!
- Si y no. Hay un poder sellado dentro de mi, un poder que incrementa mis energías y me da más Aura del normal, un poder que está sellado porque es imposible controlarlo por completo, pero que puedo liberar en pequeñas cantidades- levantó su mano derecha, la mecánica, y comenzó a rodearla de una extraña Aura roja- y puedo usarlo.
Aunque había desactivado el Aoime, Kaori podía ver a la perfección como la extraña Aura salía del interior de Hadda y se concentraba en su mano derecha, la cual -se suponía- no podía moldear Aura- entonces activó su Jigokume y, haciendo girar lentamente sus aspas, dijo:
- ¡Kekkei Genkai, Estilo Kamakura!
Entonces se golpeó a sí misma en el estómago, donde se encuentra el mayor estanque de Aura del cuerpo, con su propia Aura. Casi al instante escupió un poco de sangre, pero su flujo de Aura se reactivó. Entonces activó su Oniroku Jigokume y haciendo la posición del Oniroku Jigokume (dedos entrelazados, con los pulgares e índices unidos) dijo:
- ¡Mirada Demoníaca!- sus ojos dejaron de ser rojos y pasaron a ser naranjas. Automáticamente Kaori serró los ojos.
Hadda le lanzó tres agujas, pero solo golpearon un tronco, ya que el chico usó la técnica del reemplazo.
- No podrás hacer nada si no puedes mirarme.
- No necesito ver para detenerte... ¿o acaso olvidas quien me enseñó eso?
Hadda miró hacia los árboles, sabía que Kaori no estaba allí, pero necesitaba mirar un punto fijo para recordar: se vio con diecisiete años, frente a Genji, el cual le había hecho una técnica de ceguera total temporánea:
- Ahora dime preciosa, ¿cómo aras para escapar de mi poder si no me puedes ver?
- No necesito ver para derrotarte Genji-sama.
- ¡Ja! Y supongo que eso lo aprendiste de tu padre Hadda-hime.
- Cómo muchas otras cosas, Genji-sama.
- ¡No deberías perderte en tus recuerdos sensei!- la voz de Kaori resonando en la tierra la devolvió al presente- ¡Técnica del Entierro!
Las manos de Kaori salieron de la tierra, la tomaron de los tobillos y la tiraron hacia abajo, enterrándola hasta el cuello. Kaori se acercó a ella, con los ojos abiertos y de nuevo en su edad verdadera.
- ¿Cómo te atreves a mirarme a los ojos si aún llevo activada la Mirada Demoníaca?
- Ja, porque se que eres un clon.... ¿Dónde se fue la verdadera?
- Averígualo tu amigo, con tu Aoime.
- Agg...- tomó una aguja y se la lazó, el clon desapareció al instante. Se dio vuelta y activó su Técnica Ocular- ¡Aoime! ¡Visión Kilométrica!- las venas que llegaban a sus ojos se expandieron más y entonces pudo ver a unos diez kilómetros a su sensei, intentando escapar- ¡Te encontré!
Mientras tanto, Toki y Kaichi se comunicaron con Kazuo al mismo tiempo, gritándole al unísono:
- ¡Encontré el rastro!
- Mmm... interesante... hay tres rastros de Hadda en tres direcciones diferentes...- suspiró profundo- sabía que iba a pasar algo así.
- Es obvio que no quiere que la encontremos.
- ¿Y como aremos? No podemos seguir los tres rastros, ¡perderías mucho tiempo!
- ¡Claro que no seguiremos los tres rastros Toki!
- Debemos seguir el rastro de Kaori entonces.
- ¡De acuerdo!
Unos minutos después Toki volvió a comunicarse.
- Kobe encontró el rastro de Kaori, estoy en la Cascada del Desafío, se fueron hacia el norte.
- Muy bien, tú intenta alcanzarla, avisaré a Kaichi, yo estoy al sur de la aldea, así que tardaré bastante.
- Bien.
“- Cielos, la Mirada Demoníaca gasta mucho Aura, solo espero que...”
- ¡Muro de Tierra!
La voz de Kaori retumbó en todo el bosque y una enorme muralla de tierra se levantó enfrente de ella, deteniendo por completo su avance. Luego lanzó varias kunais al hilo y, aunque Hadda las esquivó todas y se clavaron en el muro de tierra, una vaga sonrisa se dibujó en su rostro. Entonces cruzó sus brazos enfrente de su pecho con los puños cerrados, tiró levemente hacia atrás y los hilos atados a las kunais se develaron. Entonces los tensionó más y, haciendo un extraño movimiento de muñeca, enredó a Hadda con los hilos y los ató a la pared.
- Muy bien Kaori, excelente Técnica, excelentes reflejos... pero no te diste cuenta de algo.
- ¡¿Qué?!
- ¡Sello del Clan!- cuando sintió la voz de Hadda a su espalda, ya era tarde, el sello había bloqueado su kekkei genkai. Hadda lo tomó del hombro y en un susurro le dijo a su aprendiz- Lo siento Kaori- y entonces lo hizo desmayarse, golpeando su nuca suavemente con sus dedos índice, mayor y anular.
El chico cayó en brazos de Hadda, por lo que bajó de los árboles y lo dejó recostado contra un tronco. Entonces le dejó un pequeño pergamino en la mano, se quitó la banda de la Aldea del Fuego, tomó una kunai y clavó el cuchillo en el metal con manos temblorosas.
- ¡¡HADDA!!
El grito de Toki hizo que su pulso se pudiera firme, no podía mostrar su debilidad frente a su amigo, y tachó con fuerza el símbolo de la Aldea Ninja del Fuego. Una diminuta lágrima casi imperceptible salió de sus ojos; pero ella los serró con fuerza y giró la cabeza en dirección opuesta a Toki. Con la banda negra del Fuego bien apretada en su mano derecha y la kunai casi lastimándole en su mano izquierda, salió corriendo, saltó la muralla de tierra y se perdió de vista, ignorando los gritos de Toki.
- ¡No! ¡Hadda! ¡Vuelve, no te...!- el chico miró a Kaori, se acercó a él y cuando estaba por tomar el pergamino que había dejado Hadda apareció Kaichi- Cuando llegué ya estaba aquí, él...
- Se que Kaori está bien, ¡¿Dónde está Hadda?!
- Se fue hacia...
- ¡Que estás esperando!- lo interrumpió- ¡Ve y síguela, cuando Kazuo llegue te alcanzaremos!
- Pe-pero...
- ¡¡Toki!!
- ¡Ha! ¡Si, claro!- y sin decir más se fue, siguiendo los pasos de su amiga.
Kaichi se quedó mirando en esa dirección, él no había podido detener a Hadda, Kaori tampoco, pero quizás su mejor amigo sí.
Cáp. 14: La pelea de las lágrimas.
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