18 feb 2009

Un misterio faraónic. escenas 13 y 14 -Final-

Escena 13

En una gran habitación llena de jeroglíficos, con dos sarcófagos en el centro, el próximo Faraón, Amenhotep y su pequeña hermana, observan tristemente los dos ataúdes, en donde yacen los cuerpos de sus padres, el Faraón y la Reina, muertos de una extraña enfermedad. Amenhotep lleva colgado en el cuello el rompecabezas que le dio su padre antes de morir, y su hermana lleva en la muñeca izquierda el brazalete de Isis, el cual heredó de su madre, quien murió meses antes que su padre. De la nada, su tío, Amenjet y su primo, Ajmotep, entran en la sala.

Amenjet: - Mis pobres sobrinos... tan dolidos por las prematuras muertes de sus padres, ¿Por qué están aquí?
Amenhotep: - Tu lo dijiste tío, estamos dolidos por las muertes de nuestros padres... vinimos a desearles un buen viaje a la próxima vida antes de que sellen la tumba para siempre...
Ajmotep: - Hermanos... no beberían estar aquí, ver esto de seguro acrecentará su dolor...
Amenhotep: - Cállate Ajmotep, tu no eres digno de llamarnos así... tu no eres nuestro hermano...
Ajmotep: - ¡¿Cómo te atreves?! ¡Además que me usurpaste el trono te tomas el atrevimiento de deshonrarme diciéndome que no soy hijo del Faraón!
Amenhotep: - ¡Cállate! ¡Ustedes son unos mentirosos y traidores! ¡Los dioses me lo dijeron al morir mi padre! ¡Tú no eres mi hermano mayor, eres mi primo!
Ajmotep: - ¡Pero que estupideces dices hermano! ¡Eso no es verdad! ¡Los dioses de seguro....!
Amenhotep: - No te atrevas a llamar mentiroso a los dioses... ¡y a tu Faraón!
Ajmotep: (toma a Amenhotep del cuello de su túnica) - Aún no eres el Faraón, y si sigues así nunca lo serás...
Princesa: - ¡Suéltalo! ¡Aléjate de él, traidor!
Amenjet: (toma a la niña del cuello y le tapa la boca) - Deja de gritar niñita... ahora ustedes son los traidores, por profanar las tumbas de sus padres....
Amenhotep: (le pega a Ajmotep en el estómago y logra soltarse) - Suelta a mi hermana, o sino...
Amenjet: (en tono burlón) - ¿O sino que?
Amenhotep: (toma el rompecabezas, el cual comienza a emitir una tenue luz) - Recibirás el castigo de los dioses por haber traicionado al imperio.

Amenjet asustado, suelta a la niña y retrocede, entonces su hijo, Ajmotep, toma al pequeño Faraón del cuello y comienza a ahorcarlo.

Amenhotep: - Hermana, rápido, corre y avisa a la corte real, estos traidores deben ser ejecutados... ¡rápido hermana, vete!
Princesa: - Pero... ¿que hay de ti, hermano? (comienza a llorar) - ¡No voy a dejarte solo!
Amenhotep: - ¡¡Solo vete!!

La princesa sale corriendo de la tumba, pero Amenjet la sigue y la atrapa antes de que llegue al palacio real. Allí convence a los miembros de la corte con la falsa historia de que ella y su hermano estaban profanando las tumbas de sus padres. Luego de unas semanas, los dos hermanos son desterrados y Ajmotep toma el nombre de Amenhotep para así ocupar el trono.
Los dos hermanos huyen al oriente, hasta la India, donde mueren, dejando como herencia el Brazalete de Isis. Los descendientes del falso Amenhotep se convirtieron en los faraones de la XVIII dinastía del Imperio Nuevo, pero el Rompecabezas jamás fue usado nuevamente por los faraones ya que poseía una terrible maldición, por lo que fue enviado al extranjero.


Escena 14

Al otro día a las 18:30 hs., Satinne y Jonn están parados frente a una gran puerta de piedra en medio de la montaña, en el valle de los reyes, Egipto. En el marco de la puerta hay un símbolo muy parecido a un ojo entreabierto.

Jonn: - ¿Estas segura de que es esta?
Satinne: (saca de su cartera el rompecabezas y se lo cuelga en el cuello a Jonn) - Si, porque ese símbolo del ojo esta también en el rompecabezas y en el brazalete.
Jonn: - Bien, entonces entremos.

Ambos entran en la tumba y caminan por un oscuro corredor, al ver una antorcha, Jonn la toma y enciende con su encendedor. Alumbrados por la luz del fuego ambos avanzan, sin saber que eran seguidos por tres extrañas sombras.
Al pasar por otra enorme puerta se encuentran en una habitación cuadrada con dos puertas (una con el mismo símbolo del ojo) y llena de inscripciones jeroglíficas y dibujos que representaban al Faraón y los dioses.

Jonn: - Por donde.
Satinne: - Por ahí (señala la puerta izquierda que tiene el símbolo en su marco)

Ambos pasan por la puerta y al paso de unos 15 minutos, el caminos se sierra. La pared tiene un símbolo de un ojo dibujado en la parte de abaja y un águila en la parte de arriba.

Jonn: - ¡Genial! Sin salida.
Satinne: - Si tiene salida, verás, la mayoría cree que los egipcios estaban locos, pero eran muy inteligentes. ¿Ves ese pequeño rayo de luz? (señala un pequeño rayito de luz que parece un simple error de construcción) - Hay que hacer que toque el símbolo de Amon-Ra, el sol.
Jonn: - ¿Aja, y como?
Satinne: - Con un espejo.
Jonn: - ¿Y quien rayos tiene un espejo?
Satinne: - No sabes mucho de mujeres, ¿Verdad? (saca un espejo de su cartera) - Solo tenemos que poner el espejo de tal manera para que la luz se refleje en él y de justo en el símbolo.

Satinne le pasa el espejo a Jonn y este se sube a un pequeño borde sobresaliente de la pared y coloca el espejo como le dijo Satinne. Al colocarlo en un ángulo de 45º la luz da con el símbolo de Amon-Ra y la puerta secreta se abre.
Satinne y Jonn pasan y se encuentran con una estrecha pasarela dividida en dos, y a los costados un enorme precipicio. Satinne mira a la derecha y traduce los jeroglíficos:

Satinne: - “El que no muestre respeto, partirá al reino de Anubis”
Jonn: - ¿El reino de Anubis? ¿Quien es Anubis?
Satinne: - El dios de la muerte...
Jonn: (traga saliva) - Bien entonces mostremos respeto... pero como.
Satinne: - Caminando con el pie izquierdo al frente y con el derecho siempre atrás.
Jonn: - ¿Por qué así?
Satinne: - En Egipto, cuando alguien quería demostrar que era fiel y que respetaba al Faraón debía mostrarle el corazón, colocando la parte izquierda del cuerpo adelante y la derecha atrás.
Jonn: - ¡Oh! Bien, crucemos.

Así, los dos jóvenes cruzan la estrecha pasarela, y al llegar a la próxima puerta simplemente entran: la habitación era rectangular, con dos sarcófagos de oro, a la derecha el del Faraón y a la izquierda el de la Reina. Entre ambos, una pequeña mesita con la pieza faltante del rompecabezas. De repente se escucha el grito de un hombre y luego pasos apresurados. Justo cuando Satinne estaba por darse vuelta alguien le coloca bruscamente una navaja en el cuello.

Jonn: - ¡Satinne!...¡¡Suéltala!!
Hombre: - Será mejor que te calles o sino X matara a tu amiga...
X: - ¡Vamos, que estás esperando H!
H: - ¿Crees que soy tonto? ¿Sr. McKallan nos haría el honor de traer la pieza?
Jonn: -¡Jamás!

X apretó un poco mas la navaja en el cuello de Satine.

Satinne: - ¡No lo hagas!
H: - Que prefieres, ¿Tu amiga o el oro?... ¡¡Ve y tráeme esa pieza!!

Jonn se acerca lentamente a los sarcófagos. De repente Satinne le pega un codazo en el estomago a X, lo pisa y hace que suelte la navaja. La navaja vuela a los pies de Jonn, y éste la toma.

Satinne: - ¡¿Para que rayos quieren éste rompecabezas?! No pueden venderlo, en su interior tiene el alma de un Faraón, y eso le traerá mala suerte a cualquiera...
H: - Excepto al heredero del Faraón... y para tu información, ¡YO SOY EL HEREDERO!
Satinne: - ¡Claro que no! Tu eres ingles, y esos jeroglíficos dicen claramente que el hijo del Faraón no se fue a Israel, se fue a la India, y sus descendientes ¡Están en Japón, los conocimos! El que finalmente tuvo descendencia europea, fue el sobrino del Faraón... ¡El hijo del hermano traidor!
Jonn: - Por lo tanto tú no eres el legítimo heredero del noble Faraón, sino el de su hermano, el traidor...
X: - ¡Te dije que era imposible que fueras heredero de un faraón de Egipto!

X y H se pusieron a discutir en ruso sobre su supuesta herencia. Satinne aprovechó la oportunidad para que Jonn le pasara la navaja y aflojó el sarcófago del Faraón, entonces cuando H se dio cuenta de esto, corrió hasta donde estaba ella y abrió bruscamente el sarcófago. De su interior salieron miles de pequeños insectos que atacaron a H y le devoraron todo la piel de su cara, X salio corriendo hacia la pasarela y callo al abismo...
Cuando H cayó muerto al suelo, Satinne le coloco el rompecabezas al Faraón y el brazalete a la Reina, y con ayuda de Jonn volvieron a serrar el sarcófago. Entonces, una luz enceguecedora envolvió la habitación y ambos jóvenes vieron como dos esferas de luz salían de los sarcófagos y se escabullían por dos pequeños conductos que daban al exterior, haciendo que las almas del Faraón y su Reina ascendieran por fin a las estrellas, como los antiguos egipcios creían...

Una vez afuera de la tumba...

Satinne: - Al fin el alma del Faraón y su Reina descansará en paz...
Jonn: (se sienta en contra del marco de la puerta de entrada y asiente con la cabeza) - Al fin y al cabo, he decepcionado a mi padre (baja la mirada)
Satinne: (se arrodilla hasta quedar a su altura) - ¿De que hablas?
Jonn: - Soy un cobarde, no pude enfrentarme a...
Satinne: - ¿Cobarde? Eres un hombre muy valiente.
Jonn: - ¿Valiente? Un hombre valiente no pondría en peligro a una mujer...
Satinne: (lo acaricia suavemente) - Créeme, cualquier cobarde hubiera salido corriendo como ese ruso tonto...
Jonn: (suelta una pequeña risita) - Gracias... realmente eres mi amiga...
Satinne: - ¿Solo amiga?

Satinne se acerca muy lentamente a Jonn y simplemente se besan...



Fin.

Cronicas... cap 6

en el cap anterior...
Los tres se quedaron mirando el extraño objeto, como buscando una respuesta, hasta que comenzó a vibrar más y más rápido y comenzó a emitir el ensordecedor sonido. Los tres volvieron a gritar del dolor y Hadda tiró el objeto al piso, que de la nada comenzó a brillar, sacándole Aura a los tres, los cuales se desmayaron, tanto por el sonido como por el robo de Aura.

Cáp. 6: Peleas familiares.

Hadda despertó con un tremendo dolor de cabeza. Cerca suyo Shusei e Ikkyo también trataban de levantarse. Estaban en un bosque muy oscuro, con altos árboles de tronco grueso bastante separados ente sí; sus espesas copas no dejaban ver el cielo. Reinaba un incómodo silencio y aún se podía sentir el horrendo olor a sangre. Sus primos la miraron, tenían el Jigokume activado. Luego de observar el paisaje por unos minutos Ikkyo dijo:
- ¿En donde estamos?
- Me recuerda al bosque de la muerte, pero no estamos en él- contestó Hadda.
- ¿Qué te hace pensar que no?- dijo Ikkyo- A mi también me recuerda a ese bosque.
- No estamos en el bosque de la muerte- dijo muy seguro Shusei-, es más, este lugar no podría ser más diferente a ese bosque.
- ¿Por qué?- preguntaron los otros dos al mismo tiempo.
- Tres cosas: primero, no hay cielo. Segundo, hay un completo silencio irreal y tercero, es imposible que de un momento a otro pasemos del barrio Heian al bosque de la muerte.
Hadda e Ikkyo se miraron. En ese momento la chica se percató de que ella también tenía activado el Jigokume, entonces miró a sus dos primos y todos se preguntaron al mismo tiempo:
¿Por qué tienen el Jigokume activado?
Y todos se respondieron a la vez- No lo se.
Los tres se miraron unos a otros. Era muy extraño todo lo que estaba pasando.
- ¡Qué rayos ocurre aquí!- gritó la chica, ya cansada de tanto silencio.
- Cálmate- le dijo Shusei- si nos ponemos nerviosos va a ser más difícil que encontremos una salida.
- Es fácil para ti- respondió su hermano menor- eres tranquilo desde que tengo memoria, jamás te vi nervioso, gritando o algo parecido.
Hadda soltó una dulce risita- Él tiene razón, eres la persona menor nerviosa que conozco, y mira que mi padre es tranquilo, pero tu le ganas...
- Kazuo no es tranquilo- contradijo Ikkyo, Hadda lo miró extrañada- Es pachorrudo.
- Jeje tienes razón... pero tu Shusei, eres tranquilo, silencioso, calmo, serio... te es fácil controlar tus emociones.
- ¿Emociones? Él no tiene emociones.
- Pero Ikkyo, ¿qué dices?
- Alguien cómo él no tiene emociones, o jamás habría hecho lo que hizo.
- ¿Otra vez con eso? Basta Ikkyo, no conoces a tu hermano de verdad, él...
- ¡Cállense!- interrumpió de repente Shusei con un amenazador grito- Escucho algo.
Todos se quedaron en silencio. En efecto, se oían pasos a la distancia. Los tres esperaron, alertas, a que el extraño se acercase. Unos cuentos minutos después una silueta salió de entre los árboles: era de un hombre alto y flacucho, la mayor parte de su cuerpo estaba oculto entre las sombras, solo se veía el reflejo de unos ojos rojos.
- ¿Quién eres?- preguntó Hadda.
- Soy Heian- los tres jóvenes se quedaron mudos al oír la respuesta, su voz era muy parecida a la de Shusei, solo que con un toque ronco- Nou Heian. Bienvenidos a mi mundo, Shusei-san, Ikkyo-kun, y Hadda-hime.
- ¿Nou Heian?- preguntó Shusei.
- ¿Tu mundo?- agregó Ikkyo.
- ¿Princesa?- se extrañó Hadda.
El hombre lanzó una carcajada y salió de las sombras: era de tez grisácea, cabello negro azabache y tenía activado el Jigokume, sus ojos no demostraban emoción o sensación alguna. Llevaba puesta una larga túnica negra que llegaba al suelo, sus mangas tapaban sus manos y la capucha ocultaba la mayor parte de su cabello y oscurecía aún más su mirada y su rostro.
- Me alegran que estén aquí.
- Se nota- murmuró irónicamente Hadda, en un tono casi inaudible.
- Te escuché Hadda-hime. Aunque no lo parezca, estoy feliz de que hayan encontrado La Piedra.
- ¿La Piedra? ¿A qué se refiere?- preguntó Shusei.
- A lo que escondí en el barrio Heian el día que el kyuubi atacó la Aldea. La Piedra es un estuche que tiene en su interior tres cosas: un trozo de hematites, otro de ojo de tigre y el pedazo de un colmillo de Kyuubi no Youko.
- ¿Qué son hematites y ojo de tigre?- preguntó Ikkyo.
- Por qué no lo preguntas a tu prima, ella lo sabe.
Ikkyo y Shusei la miraron, esperando una respuesta. Hadda miró a los tres hombres, confundida. Nos estaba segura de saber lo que eran las dos cosas que Nou decía, y si era correcto lo que ella sabía, no entendía que tenía que ver.
- Bueno... creo que son piedras que poseen poderes especiales, influyen en las personas o algo así.
- Exacto- aprobó Nou- la hematites nos conecta con otros mundos, otros seres... nos conecta directamente con nuestros orígenes y aumenta el flujo de nuestro Aura. El ojo de tigre nos conecta con almas antiguas, nos ayuda a recordar los conocimientos de nuestras vidas pasadas y nos ayuda a moldear el Aura para realizar técnicas más poderosas.
- ¿Y por qué las colocaste junto al colmillo del kyuubi en ese estuche?
- Porque el colmillo del kyuubi posee gran cantidad de energía y mantiene activadas a las otras dos piedras. Creé el estuche para que intentaran encontrarlo y si lo encontraban podrían cumplir con el objetivo inicial del Clan: destruir la Aldea del Fuego y ser los líderes ninja supremos.
- Ese fue tú objetivo- dijo Ikkyo- y por eso fuiste expulsado de la Aldea. Los demás Heian intentaron recompensar tu error y...
- ¡Ja! ¡Chico estúpido! ¡Eres un iluso! Los Heian...
- ¡¡Están muertos!!- interrumpió Hadda, Shusei respiró aliviado- Responde Nou, ¿dónde estamos?- cambió de tema.
Lanzó una estridente carcajada- Ya se los dije, están en mi mundo... Gracias a la Hematites sus mentes fueron transportadas aquí y gracias al Ojo de Tigre están en contacto conmigo.
- Sácanos de aquí, ahora- ordenó Shusei.
- Tú siempre dando órdenes Shusei-san, igual que tu padre... sabes, no puedo sacarlos de aquí, deben salir ustedes.
- ¿Cómo? Dínoslo.
- Fácil, deberán pelear entre ustedes y el que gane logrará salir...
- ¡El que gane! ¡Y que hay con los que pierdan!
- Se quedarán aquí.
Se quedaron unos minutos en silencio, pero antes de que alguien pudiera hacer o decir algo, Ikkyo desenvainó su espada y se abalanzó sobre Shusei, partiéndolo a la mitad.
- ¡Shusei-san!- gritó Hadda, pero luego vio como el humo se dispersaba: era un clon. La batalla había comenzado.
- ¡Técnica del Entierro!- la voz de Shusei resonó en todo el lugar y una mano tomó a Ikkyo del tobillo y lo hundió hasta el cuello en la tierra- Demasiado apresurado hermanito.
- Yo no pienso lo mismo... ¡Gran Bocanada de Fuego!- a espaldas de Shusei apareció una gran llamarada de fuego.
- ¡Muro de Agua!- gritó Hadda, rodeando su brazo derecho de Aura y golpeándolo contra el suelo, convirtiendo el Aura el agua y ésta en una pared de que detuvo las llamas.
Nou soltó una carcajada y murmuró- Ya no hay vuelta atrás, los tres están en la batalla.
- ¡¿Otra vez protegiéndolo?! ¡IDIOTA!- Ikkyo hizo la posición del fuego (yemas unidas de los dedos índice y mayor de ambas manos) y dijo- ¡Clones de Humo!- y tres replicas de humo aparecieron y se lanzaron a luchar.
Shusei no se movió de su lugar, simplemente lanzó una kunai y levantó sus dedos índice y mayor de su mano derecha para que aparecieran más cuchillos, los cuales golpearon e hicieron desaparecer los clones. Ikkyo se abalanzó por atrás sobre su hermano, el cual lo detuvo tomándolo fuertemente del brazo y del cuello. Los dos se miraron fijo a los ojos: Ikkyo comenzó a girar sus pupilas y Shusei dijo suavemente.
- Oniroku...- pero antes de que alguno de los dos hiciera su técnica, Shusei vio como Hadda terminaba de hacer las once[1] posiciones con el Oniroku Jigokume.
- ¡Kaze no Tenshi[2]!- las seis aspas del Jigokume comenzaron a girar muy velozmente y entonces un poderoso viento comenzó a soplar a la velocidad de un tornado, lo cual hizo quy Shusei soltara a Ikkyo y ambos salieran despedidos en diferentes direcciones.
- ¡Hadda, adonde vas!- gritó Shusei, al ver que la chica salía corriendo a toda velocidad hacia el bosque.
- ¡Voy por Nou!- gritó ella, internándose en la oscuridad.
- ¡Espera!- intentó incorporarse y seguirla, pero Ikkyo tenía sujeta su túnica con la espada- ¡¿Qué haces?!
- Esta vez nadie nos detendrá. Hadda se fue, ¡esta vez cumpliré mi venganza!
- Lo siento- dijo en forma de respuesta su hermano, tirando de su túnica y rompiéndola- pero tendrás que posponerla por un tiempo más- y chico esto salió corriendo en la misma dirección que Hadda.
- ¡NO! ¡VUELVE AQUÍ MALDITO ASESINO!- sin siquiera tomar su espada Ikkyo siguió a su hermano.
Hadda perseguía a Nou, saltando de árbol en árbol con la típica habilidad ninja, pero el híbrido era más rápido y no podía alcanzarlo. Ya estaba perdiendo las esperanzas cuando recordó que Nou era sólo un alma, por lo que no podía realizar ninguna técnica ninja o algo similar. Entonces realizó la posición de manos del fuego y dijo:
- ¡Clones de Fuego!- tres grandes llamaradas aparecieron a su lado y tomaron su forma, apariencia y tamaño- Ve por la izquierda, tu por la derecha y tu espéranos un kilómetro más adelante- les ordenó a sus clones, los cuales obedecieron.
Nou seguía avanzando de árbol en árbol a una gran velocidad, sin darle importancia a la kunoichi que lo seguía. Ella, por el contrario, no se quedó atrás y envió Aura a sus pies para aumentar su velocidad; luego hizo la posición del fuego una vez más, tomó aire y lo lanzó diciendo:
- ¡Estrellas de Fuego!- decenas de pequeñas llamas de fuego salieron de su boca y fueron directo a Heian.
El híbrido las esquivó como si nada, pero ni siquiera se percató de las agujas que había escondidas en dos de las llamas y que se clavaron unos árboles más adelante. El ninja miró por encima del hombro a Hadda y le dijo, burlón:
- ¿Creíste que con eso me detendrías?
- No- se detuvo en una rama y tiró de los hilos invisibles que había atado a las agujas, Nou no los vio y tropezó- por eso oculté agujas en las llamas... parece que la muerte no te deja usar el Jigokume.
- No vas a detenerme con las técnicas que yo mismo creé para mi Clan.
- Lo siento, pero te equivocas de técnica- Hadda entrecruzó los hilos, atando a Nou. Entonces un clon salió de la izquierda y atacó- ¡Gran Bocanada de Fuego!- otro salió de la derecha- ¡Mini Meteoro!- por último Hadda le pegó un puñetazo en el estómago con su mano derecha, que lo envió unos cuantos metros para atrás, en donde lo esperaba el tercer clon.
El tercero le volvió a pegar un puñetazo hacia arriba. Entonces Hadda se transportó y, concentrando Aura en su puño mecánico, le volvió a pegar, enviándolo directo al suelo, rompiendo varias ramas. Pero por un instante, antes de dar el golpe, Hadda vio el reflejo del Jigokume de cuatro aspas de Ikkyo, y la maliciosa sonrisa de Nou.
El ninja cayó con un golpe seco al suelo. Hadda bajó y se acercó al cuerpo, entonces Shusei salió de la nada, tomó a alguien del cuello y lo apretó contra un árbol: era Nou. Hadda miró al ninja del piso:
- ¡No! ¡Ikkyo!- se arrodilló junto a su primo y le tomó el pulso, estaba vivo, pero debía curarlo- ¿Shusei-san...?
- Cúralo, yo me encargo de este demonio- respondió él antes de que la chica terminara la frase.
Shusei y Nou comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo y aunque Nou tenía la ventaja, Shusei se defendía muy bien y no se permitía recibir golpes bruscos. Hadda por su parte, comenzó con sus técnicas de curación -no era una experta cómo Mei, pero había aprendido algo en su entrenamiento con Keiichiro-. Hizo la posición de manos del fuego -su elemento regente-, la de la tierra, palma con palma -su elemento secundario-, y la pose de la curación -dedos índice y mayor de ambas manos cruzados formando una cruz-. Luego concentró Aura en sus manos y las llevó al pecho de Ikkyo. El Aura curativo penetró en el cuerpo del joven y lo fue curando lentamente.
Mientras tanto, Shusei no lograba inmovilizar a Nou, por más que intentara con las técnicas de fuego del Clan o con las técnicas cuerpo a cuerpo no podía detener al ninja híbrido. Una vez agotadas todas las posibilidades físicas solo tuvo una opción: las técnicas ilusorias. Activó el Oniroku Jigokume e hizo un extraño movimiento con el cuerpo para distraer a Nou y hacer que lo atacase directo a la cara. El ninja cayó en su trampa y Shusei lo inmovilizó tomándolo de su pierna y su brazo- una vez que quedaron cara a cara, el genio del Clan Heian comenzó con la ilusión: hizo girar las aspas de su Jigokume para meter a su enemigo en la ilusión. Aunque tardó unos segundos más de lo normal porque Heian sabía contrarrestar la ilusión con su propio Jigokume, logró hacerlo caer:
- ¡Tsuki no Tenshi[3]!- sus pupilas se expandieron, cubriendo todo el iris al que las de Nou, lo que significó que ya había caído en la ilusión.
Lo soltó y Nou cayó al suelo como muerto, con los ojos abiertos y respirando agitadamente. Luego de unos minutos comenzó a gritas desgarradoramente y tomándose la cabeza con las manos.
Mientras tanto, Hadda seguía curando a Ikkyo. Cuando ya casi terminaba lo ayudó a sentarse; entonces el joven abrió los ojos lentamente y comenzó a toser. El chico le alejó el brazo bruscamente y tosió hacia el costado, escupiendo un poco de sangre. Luego, de la nada, se dio vuelta y agarró a su prima del cuello fuertemente, pero ella reaccionó justo a tiempo y le tomó el brazo, de otra manera la hubiera ahorcado. Aún así, Ikkyo seguía apretando el cuello de Hadda, la cual con dificultad le dijo:
- Cálmate... saldremos de aquí...
- Sólo quiero salir de bosque infinito- miró a Shusei, que se acercaba-, no me importa su él sale o no.
- Pero... a mi... si me importa... suéltame... tengo una técnica que nos sacará... a los tres...
Pero el chico no la soltó, la miró un largo rato a los ojos. Pero entonces Shusei se acercó y le dijo en tono mandón:
- Suéltala.
A duras penas y reprochando, el instinto de hermano menor de Ikkyo hizo que le hiciera caso a su hermano mayor y la soltó, luego clavó la mirada en el suelo.
- Hadda, ¿a qué técnica te refieres?
- A la que me ayudaste a desarrollar en la Aldea del Fuego... la Técnica de Sellado de Almas.
- ¡Que! ¿¡Estás loca!? Sabes que esa técnica...
- Me condena a ser la sierva del dios de la muerte, lo se... pero es la única forma... si sello a Nou podremos destruir La Piedra sin riesgos.
- ¿Creaste una técnica que te convierte en shinigami?- preguntó extrañado Ikkyo.
- Si, cuando muera no moriré como los demás... Me quedaré por siempre recolectando almas... es el precio que debo pagar... ya no hay vuelta atrás.
- ¿Qué? ¿Ya utilizaste esa técnica una vez?
- Si, la usé para derrotar definitivamente a... Quidam.
- ¡Pero si yo lo mate! ¡Cuando intentó...!
- Si, lo mataste-dijo la chica antes de que pudiera terminar- y yo sellé su alma para que Kentaro no pueda “meterlo” en algún cuerpo.
- Oigan, que tal si dejan de hablar- interrumpió Shusei al ver que Ikkyo habría la boca para seguir hablando- y comienzan a actuar.
Ambos asintieron y se pusieron de pie. Nou seguía gritando por el Tsuki no Tenshi. Hadda se le acercó, se arrodilló, abrió un pergamino en frente de él, desactivó el Jigokume e hizo las once posiciones de manos necesarias. Luego plasmó su mano izquierda llena de Aura en el centro del pergamino diciendo:
- ¡Sello de Almas! ¡Captura Final!- un extraño humo negro comenzó a escurrirse por entre los dedos de la chica y se dirigió hacia Nou. Comenzó a rodearlo, lo elevó y volvió a meterse por entre los dedos, junto con Heian, el cual comenzó a gritarles a los tres jóvenes en un extraño idioma- ¡Garra de Nekomata!- esta vez fue Aura negro lo que salió de entre los dedos y tomó a Nou como una gran garra y lo tiró hacia abajo, para meterlo en el pergamino de una vez y para siempre. Después de que desapareció, Hadda comenzó a sentir un gran ardor en la palma- ¡Haaaa!
- ¡Hadda!- los dos jóvenes fueron a ayudarla, pero ella ya había apartado la mano del pergamino- ¿Estás bien?- preguntó Shusei.
- Si- contestó ella, tomándose la muñeca- enrollen el pergamino y séllenlo.
Ikkyo hizo lo que su prima le dijo y se dispuso a guardarlo en su porta pergaminos, pero la chica se lo arrebató de las manos antes de que pudiera hacerlo, dejando al descubierto la marca de su muñeca. Ella intentó esconderla, pero era demasiado tarde: el mayor de sus primos le tomó el brazo y le corrió la manga de la remera. Alrededor de la muñeca tenía una especie de tatuaje negro en espiral y en el centro, marcado a sangre, el kanji muerte y, un poco más abajo, donde terminaba el espiral, cuatro pequeñas muescas, también marcadas a sangre.
- ¿Qué es esto?
Se soltó bruscamente y volvió a cubrirse la marca con la manga- Nada.
- A mi no me engañas, es la marca del Sello y tiene cuatro marcas. Prometiste usarla solo con Quidam ¡Contra quién más la usaste!
- Contra Nou, acabas de verlo.
- ¡¿Y las dos?!- Hadda bajó la mirada- ¡Responde!- como la chica no respondía la agarró del cuello de la remera y la levantó hasta quedar nariz con nariz- Me prometiste usarla solo con Quidam. ¡Con quien más la usaste!- dijo la última frase entrecortadamente y mirándola a los ojos.
Hadda intentó esquivar su mirada, pero no pudo, nunca podía esquivar esos profundos y penetrantes ojos negros. Tampoco podía evitar mentir, le era imposible usar su gran habilidad para mentir contra Shusei. Simplemente, su primo mayor la dominada con una mirada.
- Contra kyuubi no youko, ayer y... contra Haddayang, hace catorce años...
La soltó bruscamente y ella cayó al suelo de espaldas- ¡Eres una idiota! ¡Nunca debiste...! ¡¡Nunca debí haberte ayudado!!- le gritó fuera de sí- ¡Conoces el precio de esa técnica! ¡ERES UNA ESTÚPIDA!
- ¡No tuve otra opción!
- ¡Si la tenías! ¡Sabes que la tenías! Pero no pudiste controlarte... debías enserar esas almas... ¡Aunque podrías no haberlo hecho!- estaba tan fuera de sí que dejó caer unas lágrimas- ¡Ahora serás una shinigami hasta que te lleves cuatro almas como las que sellaste! ¡Serás esclava de la muerte por quien sabe cuanto tiempo!
- ¡Lo se! ¡Crees que no lo se! ¡Crees que no lo pensé! ¡Crees que no me duele!- se levantó lentamente y se le acercó- Lo se perfectamente y por eso lo hice.
- ¡¿Queeeé?!
- Si. No puedo permitir que mi alma reencarne, si eso pasa HaddaYang también reencarnará, junto con el demonio que hay en mí. Si me convierto en shinigami no reencarnará nunca y el Universo no tendrá que preocuparse por dos demonios más.
- ¿Cambiaste tu alma por la seguridad de un Universo que ni siquiera te recordará?- dijo Ikkyo, que no había abierto la boca desde que había terminado el sellado- Estás loca.
- Conozco a alguien que se hizo odiar para proteger a las personas que lo odian- dijo ella en forma de respuesta, mirando de reojo a Shusei.
Se quedaron en un incómodo silencio por unos minutos, hasta que fue interrumpido por Ikkyo.
- Da igual, ¿cómo rayos salimos de aquí?
Shusei seguía con la mirada fija en Hadda, pero aún así le respondió a su hermano- Las piedras, tienen que tener algo que ver. Hadda, Nou dijo que conocías las piedras, ¿sabes algo más?
- Bueno... ambas son piedras usadas en magia, se supone que sus poderes se mantienen activados mientras tengan el Aura del Mago que las activó, activada.
- Y si Nou fue sellado...
- Si él fue el que las activó ya deberíamos estar de vuelta.
- Pero hay un problema- dijo Ikkyo- Nou era ninja, no mago.
- ¿Un ninja puede activarlas?- preguntó Shusei.
- ¿Un mago puede hacer técnicas ninja?- preguntó retóricamente la chica. Ambos negaron, inseguros- no, un mago no puede usar el Arte Ninja al igual que un ninja no puede usar magia.
- ¿Y entonces...?
- Solo un mago puede desactivarlas.
- Tu estudiaste magia- le dijo Ikkyo a Hadda- desactívalas y sácanos de aquí.
- No puedo.
- ¿Por qué no? ¡Eres maga!
- Estudié magia si, pero eso no tiene nada que ver, hay ciertas reglas... además, necesito mi varita.
- ¡A la mierda con las reglas! No estás en la escuela, ¡hazlo igual!
- Clámate Ikkyo- nunca había a su primo así, que normalmente era callado y tranquilo-, no tengo problema en romper las reglas, vivía haciéndolo en la escuela. Pero no puedo desactivarlas porque no conozco el Aura del Mago, no se como está compuesta, por lo que me es imposible anularla.
- Cielos, la magia es complicada- dijo Ikkyo como fastidiado- ¿Qué hacemos entonces?
- Tú lo dijiste, la magia es complicada- la chica sonrió pícaramente- y por eso en la escuela de magia nos prueban antes de entrar; los magos debemos ser inteligentes.
- Y bien, ¿qué vamos a hacer?
- Por suerte para ustedes yo era una de las mejores de mi clase y soy híbrida, así que me será un poco más fácil...
Suspiró profundo y serró los ojos. Sus primos se quedaron callados, por lo que le fue mucho más fácil concentrarse. Poco a poco fue concentrando su Aura en el centro de su pecho. Pasados unos minutos algo dentro suyo comenzó a brillar con mucha intensidad. Entonces abrió los ojos; no estaban normales, pero tampoco tenía el Jigokume activado: sus ojos estaban completamente naranjas, no se distinguían las pupilas ni el iris y brillaban como las luces bajas de un auto.
- ¿Qué le pasa?
- Ya la escuchaste, es una híbrida. Esos son sus poderes, o mejor dicho una parte muy pequeña de ellos.
Ikkyo miró de reojo a su hermano sin decir nada. Luego volvió a mirar a su prima: ella paseaba la vista tranquilamente por todo el bosque, como monitoreándolo. Luego, de la nada, salió corriendo hacia su derecha, haciéndoles un gesto para que la siguieran. Los dos jóvenes la siguieron. Corrieron por unos minutos hasta que Hadda se detuvo entre dos grandes árboles, se agachó, tomó algo del suelo y se los mostró: era el pequeño estuche que contenía las piedras mágicas.
- ¡Aparece!- gritó de repente la chica, sobresaltando a los otros dos. De la nada apareció una vara de madera de unos treinta centímetros de largo, redondeada y de unos dos centímetros de espesor. La chica la tomó con la mano izquierda, sorprendida- Funcionó, no puedo creerlo.
- ¿Esa es tu varita?
- Si Shusei-san. Madera de abedul, con centro de manzano y cristal y esencia de absoluta.
- ¿He? ¿Qué tienen que ver el manzano y el cristal, y que es la absoluta?
- Jeje el manzano y el cristal aumentan la energía de mi Aura y la absoluta es la sustancia mágica del poder, la que le da energía propia a la varita para que se complemente con la mía.
Los dos hermanos la miraron confundidos.
- Es cosa de magos, no importa- se centró en La Piedra, luego la apuntó con su varita y los dos ninjas vieron como su Aura se mezclaba con otra energía a medida que iba atravesando la varita. Cuando ambas energías llegaron a la punta la chica dijo- ¡Anula! ¡Destruye!
Un pequeño destello salió de la punta de la varita y al instante partió La Piedra en cuatro. En un abrir y cerrar de ojos Hadda se encontró con la cara de Toki pagada a la suya.
- ¡Al fin!- dijo el chico alegremente, luego gritó hacia atrás- ¡Ya despertó!
Pero entonces volvió a desmayarse.

Cáp. 7: Recuerdos de una amistad distante.


[1] Once: suma de los dígitos del número de la tormenta (83)
[2] Kaze no Tenshi: del japonés. Ángel de Viento
[3] Del japonés: Ángel de la Luna.

14 feb 2009

Cronicas... cap 5, parte 2

en el cap anterior:
Ella lo abrazó fuertemente- Lo siento Toki, mi corazón se volvió demasiado frío como para llorar, aunque quería mucho a Tsutomu, me es imposible llorar, porque ya ninguna muerte me llega al corazón.


Horas más tarde, comenzaba a llover y Hadda caminaba tranquila por las calles de la aldea. No podía entender cómo había pasado, pero con el correr del tiempo sus corazón había desarrollado una especie de inmunidad a la tristeza. Por más extraño que pareciese ya no se sentía triste por nada; en su lugar, sentía una profunda frialdad y sensación de vacío. Sus ojos se habían desacostumbrado a llorar, su voz ya no temblaba, su corazón ya no se aceleraba. Se había vuelto completamente indiferente al sufrimiento y a la tristeza, y eso la incomodaba.
Se suponía que un ninja no podía mostrar sus emociones, debía mantenerse frío e indiferente frente a sus enemigos. Pero ella jamás había adherido al nimpo, el estricto código ninja, jamás había aceptado convertirse en un arma, como sugería el código, pero aún así en eso se estaba convirtiendo: en un arma para matar, para luchar; sin sentimientos, sin piedad, sin...
- ¡Haaaa!- un poderoso chillido interrumpió sus pensamientos, haciéndola caer de rodillas. Cuando abrió los ojos, se encontró ante una enorme llama negra, con dos alas de cuervo blancas pintada en la pared: una vez más sus piernas la habían llevado inconscientemente al barrio Heian.
Se levantó y se dispuso a salir del barrio, cuando recordó las palabras del fallecido sannin: “Deben encontrarlo y destruirlo”. Entonces se detuvo y comenzó a caminar por las calles del abandonado barrio. Activó su Jigokume, supuso que si Nou había ocultado el objeto para que un Heian lo hallase, debía asegurarse de que ello pasara y habría dejado pistas que solo se vieran con el Jigokume. Siguió caminando por un rato hasta que vio un pequeño rastro de Aura en la pared. Se acercó para analizarlo más de cerca y vio el kanji demonio escrito con un Aura muy peculiar, un Aura que había visto solo en una persona: era el Aura del kyuubi.
En ese momento comenzó a oír un pequeño sonido, parecido a un silbido. Lo siguió y entonces percibió un extraño aroma. Como híbrida que era, era capaz de percibir y distinguir hasta los más tenues olores. Alzó su nariz para oler mejor y distinguió un aroma a sangre de humano y de demonio.
Siguió caminando, guiándose por el sonido y por el olor, hasta que vio otra inscripción en Aura de kyuubi no youko: el kanji humano. Siguió caminando y llegó al límite norte del barrio. Había un enorme paredón que separaba a los poderosos y peligrosos Heian de los otras aldeanos del Fuego. Comenzó a analizar el paredón, hasta que encontró otro kanji escrito en Aura. Se acercó para verlo mejor y en cuanto estaba por tocarlo, una voz gruesa y profunda dijo a su espalda:
- Significa “El Clan de los Demonios”.
Hadda se dio vuelta- Ikk...- no podía creer lo que veía, un joven de cabello negro azulado y caído sobre la cara, profundos ojos negros y piel pálida, vestido con una túnica blanca con un cordón azul en la cintura y un enorme escote que le llegaba al ombligo, la miraba seriamente desde el techo de una casa- Ikkyo, ¿qué haces aquí?
- Supongo que lo mismo que tú- contestó él y bajó de un salto y se le acercó- ¿O acaso no escuchaste ese fastidioso sonido?
- ¿Esa especie de Silvio? Si, lo escuché...- miró los kanjis- Y supongo que tu viste los kanjis escritos en Aura.
- Si, los vi. Pero no tengo idea de porque el sonido y los kanjis te traen hasta aquí.
- ¿Qué acaso no conoces la historia de...?
- No, no la conoce Hadda- contestó otra voz, también gruesa y fría, antes de que pudiera terminar la pregunta.
Ambos miraron a la izquierda- Shusei-san, supongo que también estás aquí por el sonido, ¿no?
- Sí, así es- contestó, luego miró a Ikkyo y dijo, con una voz que pretendía ser dulce, pero parecía burlona-. Hola hermanito.
Ikkyo lo miró con todo su odio- ¡Qué rayos heces aquí! ¡Cómo te atreves a estar aquí! ¡¿Y cuál es la historia que no conozco?!
- Cálmate Ikkyo- intentó calmarlo Hadda, no le gustaba que los dos hermanos peleasen, aunque era imposible impedirlo. Shusei lo quería, pero había hecho que Ikkyo lo odiara a muerte-. Es sobre Nou Heian y kyuubi no youko.
- ¿Nou y kyuubi? ¿Tiene algo que ver con Toki?
- No. Verás, cuando kyuubi atacó la aldea, Nou ocultó algo en el barrio, aquí. Shusei lo descubrió y mi madre lo detuvo y lo mató, pero nadie sabe que fue lo que ocultó.
Ikkyo miró con odio a su hermano y en ese instante un fuerte relámpago iluminó la oscura calle y comenzó a llover más fuerte. Hadda comenzó a temblar, el ambiente era tan denso que se podría haber cotado con tijeras. Sentía la severa respiración de Ikkyo y la fría tranquilidad de Shusei. Parecía que en cualquier momento el chico se tiraría encima de su hermano mayor para matarlo. Cuando ya no lo soportó, gritó:
- ¡Basta!- ambos la miraron- No peleen, son hermanos, no deben pelear así.
- Por qué no se lo dices a él- reprochó Ikkyo.
- Ella tiene razón, debemos estar tranquilos y...
- ¡Lo hubieras pensado antes de matar a toda MI familia!- lo interrumpió, fuera de sí. Luego sin pensarlo dos veces se lanzó sobre él.
Inmediatamente Hadda tomó una kunai y se interpuso, tomándolo de la muñeca y bloqueando la espada con el cuchillo.
- Apártate Hadda. Déjame matarlo... ¡¡Déjame vengarme!!
- ¡Jamás! ¡No permitiré que le vuelvas a tocar ni un solo pelo!
- ¡Por qué! ¡¡Por qué lo proteges tanto!! ¡No te das cuenta que es un asesino! ¡Un asesino de nuestra familia! ¡¡Él nos dejó solos!! ¡¡Por qué no me dejas cumplir mi objetivo!!
- ¡Porque la venganza no resucitará a tus padres! ¡¡Matar a Shusei no revivirá al Clan Heian!!- le gritó Hadda fuera de sí. Ikkyo se quedó helado ante la voz de su prima y retrocedió.
Hadda guardó la kunai, Ikkyo envainó su espada y Shusei se dirigió en silencio hacía donde estaban los kanjis. Se colocó enfrente de ellos y los miró por un largo rato. Ikkyo miró de reojo a su hermano y Hadda clavó la mirada en los ojos de su primo, vigilante.
La lluvia caía sin cesar y poco a poco el Sol se fue ocultando. Cuando estuvo completamente de noche y el viento comenzó a soplar fuertemente y los tres estaban completamente empapados, Shusei tocó los kanjis con un mano rodeada de Aura. Empujó apenas el ladrillo marcado y éste se hundió, luego todo comenzó a temblar.
- ¡¡Shusei!!- gritaron los dos chicos al unísono.
El joven se tambaleó y cayó sentado al suelo, en ese momento una intensa luz los envolvió a los tres y el agudo sonido les perforó los tímpanos y los invadió un intenso olor a sangre. Los tres Heian se taparon los oídos y gritaron por el dolor; Hadda y Ikkyo cayeron de rodillas. Cuando el sonido cesó, lograron incorporarse y vieron dentro del hueco del ladrillo un extraño y pequeño objeto negro.
Aún aturdidos, mareados y agitados, observaron “la cosa” con detenimiento, pero sin tocarla. Cuando les fue imposible saber qué era, Hadda la tomó con su mano derecha -su mano mecánica- con mucho cuidado y se lo mostró a los otros dos: era un especie de estuche negro muy pequeño y opaco, despedía el pútrido olor a sangre y vibraba como loco. Luego de unos segundos Shusei le preguntó a Hadda:
- ¿Distingues el olor de la sangre?
- Si, es parecida a la de ustedes, pero huele más a demonio que a humano.
- Puede llegar a ser de Nou.
- Es probable, pero...- Hadda se quedó pensando un rato, pero Ikkyo le quitó las palabras de la boca.
- ¿Qué se supone que es?
Los tres se quedaron mirando el extraño objeto, como buscando una respuesta, hasta que comenzó a vibrar más y más rápido y comenzó a emitir el ensordecedor sonido. Los tres volvieron a gritar del dolor y Hadda tiró el objeto al piso, que de la nada comenzó a brillar, sacándole Aura a los tres, los cuales se desmayaron, tanto por el sonido como por el robo de Aura.

Cáp. 6: Peleas familiares.

13 feb 2009

Akira y Shirogare... Monochrome factor... ^.^




Un misterio faraónic. escenas 11 y 12

Escena 11

Japón, 16:15 del martes. Jonn y Satinne caminan por el museo de Tokio junto a su director. Entran en una pequeña sala dedicada a las culturas occidentales antiguas. En una vitrina hay un brazalete de oro macizo con hermosas piedras incrustadas.

Director: - Este es el brazalete que buscan, fue encontrado por los hermanos Ankut en la tumba de su abuelo.
Jonn: (algo sobresaltado) - ¿Lo encontraron en la tumba de su abuelo?
Director: - Si, así es... nunca hubieran imaginado encontrar un objeto tan antiguo y extraño allí. Dijeron que ellos no podían conservarlo porque porta una antigua maldición y por eso lo donaron al museo.

Satinne y Jonn quedan sorprendidos ante el relato del director.

Satinne: - ¿Podría ver el brazalete más de cerca?
Director: - Por supuesto (abre la vitrina y le entrega el brazalete a satinne) - Tenga cuidado por favor.
Satinne: - Por supuesto, gracias (la chica observa cuidadosamente el brazalete por unos 15 minutos, luego vuelve a entregárselo al director) - Es de la misma época que el rompecabezas, debe haber pertenecido a una Reina, ya que es el brazalete de Isis, una verdadera leyenda entre los egiptólogos.
Jonn: - ¿Leyenda?
Satinne: - Si, siempre se han encontrado indicios de su existencia, pero nunca una prueba concreta y ni rastros de su paradero... esto es un verdadero misterio... ¿Qué haría el legendario brazalete de isis en Japón?
Director: - Si quiere puede hablar con los hermanos Ankut, quizás ellos sepan algo más.

Jonn y Satinne se miraron. No podían dejar de sorprenderse con las actitudes del director japonés.

Jonn: - Sería de gran ayuda.

Escena 12

Mismo día, Tokio, 18:30 hs., casa de la familia Ankut. Los dos hermanos, Yuki y Tori están sentados frente a Jonn y Satinne.

Jonn: - ¿Cómo fue que encontraron el brazalete?
Tori: - Bueno... abrimos la tumba de nuestro abuelo y ahí estaba, él lo llevaba puesto en la muñeca izquierda.
Satinne: - ¿Sus brazos estaban ubicados en alguna posición inusual?
Yuki: - Si, estaban cruzados sobre su pecho. Eso es inusual en nuestra cultura.
Satinne: (le habla a Jonn) - Así es como los egipcios enterraban a sus faraones... (Vuelve a dirigirse a los gemelos, de apenas 16 años) - ¿Sintieron algo extraño cuando tomaron el brazalete?
Tori: - Sentí como un escalofrío que recorría todo mi cuerpo, fue una sensación muy extraña.
Jonn: - ¿Saben desde que época su familia vive en Japón?
Yuki: - Desde hace siglos... creo que los primeros Ankut vinieron de occidente...
Jonn: - Mmmm... lo dudo... Ankut es un apellido... ¡egipcio!
Satinne: - ¡Y recién lo dices! ¡Deberías haber empezado por ahí!
Jonn: (rascándose la cabeza culpablemente) - Es que no me había puesto a pensar en eso...
Tori: - ¿Entonces nuestra familia viene de Egipto?
Satinne: - ¿Tienen algún objeto que esté en la familia desde siempre?
Yuki: - Claro (se levanta y sale de la habitación unos minutos, luego vulva con un collar muy antiguo) - este collar ha estado siempre aquí, nuestra madre dice que se pasa de hija a hija...
Satinne: (observa el collar) - Tiene un jeroglífico egipcio, pero no es egipcio...
Jonn: (también lo mira) - Es un collar indio...
Satinne, Tori, Yuki: - ¡¿indio?!
Jonn: - Si, este collar viene de India.
Tori: - ¿Entonces de donde rayos viene nuestra familia?
Satinne: - Mmm.... déjenme pensar.... (Después de unos minutos de silencio) - ¡Lo tengo! Su familia debe haber escapado de Egipto hacia oriente... y como consecuencia estuvieron en la India y luego de unos siglos llegaron a Japón.
Jonn: - Si, es posible que hayan escapado de India en tiempos de la colonización inglesa.
Satinne: - Es posible... ¿pero porque una familia importante de Egipto escaparía de su tierra?
Yuki: -¿Cómo está tan segura de era una familia importante?
Satinne: - Por el brazalete, este brazalete de seguro lo han usado muchas Reinas de Egipto.
Tori: - Entonces.... ¿nuestros ancestros eran reyes de Egipto?
Satinne: - Si, estoy segura de que ustedes descienden de un Faraón y una Reina de Egipto.
Mientras tanto, H, X y Morfin escuchan la conversación por un micrófono oculto en el saco de Jonn.

10 feb 2009

Cronicas... cap 5, parte 1

En el cáp. anterior:
Hadda y Toki se vieron forzados a esconderse en el olvidado barrio Heian a causa de la invasión de Caelum Sanguis, pero algo hizo que el sello de Toki se rompiera y ambos chicos tuvieron que tomar medidas extremas para arreglar el sello. Luego de utilizar la temible Técnica del Sellado de Almas, Hadda queda inconsciente. Ahora ella y Toki deben salir a encontrarse con la Aldea después de la terrible invasión.



Cáp. 5: La sangre que atrae a la sangre.

Después de unas horas, tanto Toki como Hadda despertaron. Las antorchas se habían apagado y la habitación estaba oscura y fría. Toki estaba por hablar, cuando una perla que colgaba del cuello de Hadda comenzó a brillar. La chica la tomó y se apagó, entonces una imagen holográfica de Kaichi salió de la perla:
- Hadda, Toki, al fin despertaron, la amenaza acabó hace una hora, pero ustedes estaban dormidos y bueno... no pudimos avisarles.
- Gracias Kaichi. ¿Ese samurai era la amenaza real o había otros escondidos?
- Ham... bueno...- el chico se puso algo nervioso, se rascó la cabeza y respondió- había más, pero será mejor que vengan, Keiichiro-sama quiere contarles todo en persona.
- De acuerdo- Hadda cortó la comunicación y sin decir palabra alguna volvieron a las desoladas calles del barrio Heian.
- ¿Por qué crees que Kaichi se puso nervioso?- preguntó Toki una vez que caminaban por la calle principal de la Aldea, hacia la oficina de la Hikokuo.
- No lo se...- dijo vagamente la chica, estaba observando la aldea, la gente estaba volviendo a sus hogares y reabriendo sus negocios- ¿Habrá sido tan grande la amenaza?
- ¿He?
- Míralos- contestó Hadda haciendo un gesto con la cabeza- parece que estuvieron en el centro de protección.
- Que raro... la última vez que los aldeanos fueron trasladados al centro fue cuando...- el chico tragó saliva- el Sonido y la Arena atacaron y...
- Genji-sama mató al Tercero, lo se.
- ¿Por qué lo llamas “Genji-sama”?
- Siempre lo he llamado así Toki.
- Si, y nunca entendí por qué.
- Tienes mala memoria amigo, él me entrenó por un tiempo, ¿recuerdas?
- ¡Claro que lo recuerdo! ¡Cómo voy a olvidarlo, si por culpa de él y de su maldición mataste a...!
- ¡Basta!- lo detuvo ella- No me recuerdes en que terminó mi relación de maestro-aprendiz con Genji-sama, quizás lo maté, quizás obtuve nuevas habilidades “gracias” a ello, pero sabes perfectamente lo mal que me hace recordar eso.
- Si lo se, lo siento. Había olvidado tu... llanto, aunque no lloraste.
- Hace de los diez años que no lloro Toki.
- ¿Por qué?
- Porque me prometí no volver a hacerlo.
- Pero...- Toki iba a reprocharla, pero luego recordó que una vez él también había dicho eso, pero no había podido ocultar sus sentimientos, entonces pasó su brazo por sobre los hombros de Hadda y se la acercó contra su cuerpo-. No puedo imaginarme el dolor que debes haber sentido, se te estaba desgarrando el corazón y contuviste las lágrimas... Hadda, eres la persona más fuerte que conozco y que conoceré en mi vida.
La chica apoyó su cabeza en el hombro del chico- Gracias por entenderme Toki.
Y siguieron caminando así, tranquilamente, hasta llegar a la oficina de Keiichiro, en donde los esperaban Kazuo, Kaichi, Mei, el líder SSEG -llevaba una mascara puesta, pero Hadda lo conocía ya que era el padre de Takeshi, Kirimaru- y por supuesto Keiichiro y Tayuri -asistente de la Hikokuo-.
- ¡¿Qué pasó?!- preguntó Toki, apenas entró, al ver las caras de todos.
- Toki, Hadda, pasen- dijo Keiichiro, luego se sentó en su escritorio. Prosiguió-. Por suerte se escondieron a tiempo chicos, detrás del samurái llegaron prácticamente todos los samuráis del Clan de las Serpientes, incluido el líder y cuatro miembros de Caelum Sanguis. Por precaución Kushino, Suki y Maki trasladaron a los aldeanos y niños al centro de protección. Los miembros de SSEG, todos los Kyoshos y los Chimus más experimentados salieron a luchar, pero...- hizo una pausa- muchos cayeron o están gravemente heridos, incluyendo...- volvió a hacer una pausa, esta vez mucho más larga.
- ¡Hable Keiichiro-sama!- dijo Toki.
Ella lo miró y terminó la frase- Tsutomu.
Toki y Hadda se quedaron helados unos segundos, pero entonces el chico comenzó a temblar y, con lágrimas en los ojos, lanzó una sarcástica carcajada:
- ¡Ja! ¿El ermitaño pervertido? ¡Dejen de bromear!
- No es broma Toki. Es verdad, Tsutomu está agonizando, él...
- ¡¡No puede ser posible!!- gritó el chico golpeando bruscamente el escritorio y tirando al piso el teléfono y el portalápices que estaban cerca del borde- ¡Él es un Sannin! Él... él...
- Toki- dijo calmadamente Keiichiro, intentando calmarlo- Tsutomu es un sannin si, pero ya no es tan rápido como antes, tiene sesenta y cinco años, sus destrezas ya no son las mismas, su resistencia ya no es la misma.
- ¡Pero tu eres la mejor ninja médico del mundo! Y Tayuri-san ... y Mei-chan...
- Toki- Mei se acercó e intentó abrazarlo, pero él le alejó el brazo.
- ¡Por que no lo curas!- Toki ya estaba fuera de sí y tanto Hadda como Kazuo sabían que si se enojaba un poco más el Aura del kyuubi saldría.
- ¡¿Crees que no intenté curarlo?! ¡¿Acaso olvidas que el fue y será siempre mi compañero de equipo, mi mejor amigo?!- Keiichiro se levantó, sus ojos estaban llorosos- Hice todo lo que pude, hice lo imposible, pero solo conseguí alargar un poco más su vida, ¡no pude más!- en ese momento comenzó a llorar.
- ¿Dónde está?- preguntó el chico en un susurro.
Keiichiro se sentó y se tapó la cara con las manos- Mei, llévalos...
La chica asintió. Tomó a Toki suavemente del brazo y lo guió hasta la puerta. Hadda, que se había quedado muda de la nada los siguió, seguida de su padre. Kaichi por su parte se dirigió a buscar a Kaori, que estaba en el hospital con algunas heridas menores.
Tsutomu estaba acostado en una cama enorme. La habitación era muy acogedora: paredes azules, luz tenue y aroma delicioso; pero se veía claramente que Keiichiro había estado trabajando ahí, ya que había pergaminos y restos de instrumentos médicos en algunos lugares. El anciano ninja respiraba lenta y trabajosamente, pero aún así sonreía e intentaba levantar el animo de Toki, Mei, Hadda y Kazuo.
- Oh vamos Toki, cambia esa cara niño, no es que me esté muriendo, jeje- dijo irónicamente.
- Tsutomu...
- Jeje... ya se que no dudaré mucho más Toki, es por eso que debo decirles algo, a los cuatro.
Los cuatro ninjas se sorprendieron, pero escucharon a Tsutomu con atención, el viejo comenzó:
- Bueno verán, como saben el cuarto Hikokuo fue mi aprendiz y el que selló a el kyuubi dentro tuyo Toki- hizo una pausa- bueno el... él era mi sobrino, pero yo lo crié como a mi hijo.
- Entonces... ¡Eres mi tío ermitaño pervertido!
- Jeje soy tu tío-abuelo Toki. Perdona por no habértelo dicho. En fin- hizo otra pausa, le costaba hablar- el Cuarto intentó detener la sed de poder de los Heian y por eso creó los barrios de clanes en la aldea, para mantenerlos más controlados, pero se olvidó del Heian que no estaba en la aldea, Nou.
- ¿El primer Heian?- preguntó Mei.
- Si, el híbrido, el que creó el Jigokume- contestó Hadda, presentía que ya sabía lo que el viejo ninja iba a decir- ¿Qué pasó con él?
- Él hizo un pacto con kyuubi no youko y lo envió a atacar la aldea, mientras él se infiltraba en el barrio Heian... y ahí, en el barrio, escondió algo.
- ¡Que!- gritaron los tres jóvenes.
- ¿Qué fue lo que escondió?- preguntó Toki, luego miró a Kazuo y le dijo- ¿Ya sabías eso?
- Jaina me dijo que durante el ataque había tenido que ir al barrio Heian para impedir que alguien pusiera algo dentro, pero no me dijo qué.
- Exacto. Shusei, que en ese momento era Deshi, le avisó a Jaina que había visto a Nou en el barrio, por lo que ella fue a detenerlo, pero aún así no descubrió lo que era esa cosa.
- ¿Y Nou logró meter esa cosa en el barrio?
- Supuestamente sí.
- ¿Y que pasó con Nou?
- Jaina lo mató en la batalla que tuvieron ese día.
- ¡Mi madre mató al primer Heian, el gran Nou Heian! ¿Por qué no me lo dijiste papá?
- Porque no lo sabía- contestó sorprendido el hombre- ¿Qué hicieron con el cuerpo de Nou? Se supone que SSEG se encarga de los cadáveres de los ninjas caídos en combate.
- Si, y Jaina pertenecía a SSEG, por eso se deshizo del cuerpo... bueno, ya conocen lo que vino después, el Cuarto selló al kyuubi dentro tuyo Toki, todos en la aldea prometieron guardar el secreto; los tres sannins abandonamos la aldea en diferentes caminos... siete años después Shusei exterminó a los Heian, al año Jaina murió, cinco años después ustedes se convirtieron en Deshis, Genji regresó y se llevó la vida del Tercero y a Ikkyo, y... bueno, ya conocen lo que pasó después porque ustedes lo vivieron...
- En fin, ¿cuál es el punto?- preguntó Mei.
- El punto es que esa cosa que Nou dejó en el barrio Heian fue la causa de la masacre del Clan y hace algo en el poder del kyuubi, estoy seguro.
- Te equivocas- contradijo Hadda, todos la miraron- la causa de la masacre no fue el objeto de Nou Heian, fue otra cosa.
- ¿Cómo lo sabes?
- Shusei-san me lo contó, él me dijo la verdadera razón por la cual mató a todos los Heian, excepto a Ikkyo- todos la miraron, como esperando el relato de la masacre- pero no voy a decírselos, solo les digo que ese objeto no influyó en Shusei, pero quizás sí en los otros Heian.
- Bien, como sea- prosiguió Tsutomu- la cosa es que deben encontrar ese objeto y destruirlo o el poder del kyuubi será incontenible.
- ¿Pero por qué nosotros Tsutomu-sama?- preguntó Mei.
- Fácil: Hadda, tu eres Heian y conoces el barrio; Toki, tu tienes a kyuubi; Kazuo tienes el sello para Toki y posees el Jigokume y tu Mei, eres ninja médico y especialista en técnicas ilusorias. Además son el Team Kazuo, son un equipo, el perfecto para esto. Háganlo, encuentren ese objeto, por favor.
Mei, Hadda y Kazuo se dirigieron a sus casas: era casi media noche y los negocios -raramente- ya estaban completamente cerrados; todos habían sentido la invasión.
A la mañana siguiente, apenas amaneció, Hadda y Kazuo fueron despertados por Mei, quien les dio la terrible noticia: Tsutomu había muerto. Toda la aldea asistió al entierro del anciano sannin y de los demás ninjas que había muerto en la invasión del día anterior. Por primeras vez en mucho tiempo, todos los habitantes de la aldea estaban completamente vestidos de negro y con una rosa blanca en la mano.
Unas horas después, cuando ya todos se habían ido, Toki seguía arrodillado ante la tumba del ninja. Hadda se le acercó y le colocó una mano en el hombro.
- Tienes que pensar que se fue de la mejor manera- el chico la miró, ella se agachó hasta quedar a su altura-, al lado de la persona que más quería y que más lo quería, tú.
- ¿Cómo puedes estar así? Realmente te admiro.
- ¿De que hablas Toki?
- También lo adorabas, ¿verdad?- ella asintió- Cómo rayos haces para no derramar ni una sola lágrima.
Ella lo abrazó fuertemente- Lo siento Toki, mi corazón se volvió demasiado frío como para llorar, aunque quería mucho a Tsutomu, me es imposible llorar, porque ya ninguna muerte me llega al corazón.


...continuará...

Un misterio faraónico. escenas 9 y 10

Escena 9

En una oficina cuadrada llena de mapas colgados en las paredes y una pequeña ventana que da al sur, Jonn y Satinne analizan algunos archivos que sacaron de la biblioteca del museo. En una mesa esta el objeto de oro, en otra hay una pila de libros que Satinne lee y en otra, una pila de archivos sobre objetos extraños llegados de África entre el siglo XVIII y XIX. Ambos están concentrados cuando de repente Jonn pega un grito.

Jonn: - ¡Lo encontré! Aquí esta, (lee el archivo) - “una mini pirámide echa por completo de oro, con jeroglíficos y símbolos egipcios, se sospecha por sus marcas y porque le falta un pedazo que es un rompecabezas, pero no ha sido posible desarmarlo”...
Satinne: -¿Un rompecabezas? (toma la pequeña pirámide) - ¡Es verdad!, le falta un pedazo... bueno, más que un pedazo, una pieza... no cabe duda: es un rompecabezas de oro macizo.
Jonn: - ¿Los egipcios hacían rompecabezas con frecuencia?
Satinne: - No, solo lo hacían para los Faraones muy importantes, o muy peligrosos. Ellos creían que si colocaban un rompecabezas en forma de pirámide colgado en el cuello del Faraón momificado, parte de su alma quedaba sellada por un determinado tiempo en el rompecabezas...
Jonn: - ¿Y crees que este estuvo alguna vez colgado del cuello de algún Faraón?
Satinne: - Totalmente. Y es más, sospecho, mejor dicho, estoy casi segura de que el cadáver en el que encontraron esto es el de un descendiente del mismísimo Faraón.
Jonn: - ¿Pero no crees que podría ser un simple profanador de tumbas?
Satinne: - No, es imposible. Solo un descendiente del Faraón podría saber esta simbología...
Jonn: (al ver que Satinne había clavado la mirada en el libro) - ¿Que sucede? ¿Acaso estás pensando en ir a Egipto...?
Satinne: (sonriendo levemente) - Me sacaste las palabras de la boca. Escucha esto: “a principios del Imperio Nuevo un Faraón cambió varias de las leyes ancestrales y muchos miembros de su realeza no estaban de acuerdo. Tiempo después, la Reina apareció muerta en su habitación y poco después el Faraón murió de una extraña enfermedad. Al morir sus padres, los dos príncipes fueron traicionados y desterrados”...
Jonn: - ¿Crees que esos hijos se llevaron el rompecabezas de su padre y lo fueron pasando por generaciones hasta llegar hasta aquí?

Satinne asintió con la cabeza, luego tomó el rompecabezas y lo guardó en su cartera. Serró el libro y lo apiló como los otros.

Satinne: - Mañana nos iremos a Egipto, (mira su reloj) - Llamaré ahora mismo por nuestros pasajes (tona su celular).
Jonn: - Espera, ¿no crees que deberíamos ir primero por el brazalete de Japón?
Satinne: (piensa un rato con el teléfono en la oreja) - Creo que tienes razón, entonces iremos a Japón... (Llama).
Mujer: - Buenos días, ¿En que puedo ayudarla?
Satinne: - Necesito reservar dos pasajes a Japón.
Mujer: - Si, como no. El único disponible es dentro de dos horas.
Satinne: - ¡¿Dos horas?!
Mujer: - Si, o sino el miércoles a las 19:45.
Satinne: - ¿Miércoles? Hoy es lunes... hem..., espere un minuto. (Se dirige a Jonn) - Solo hay un vuelo dentro de dos horas.
Jonn: - (mira su reloj) - No hay problema, lo mas rápido mejor.
Satinne: (se dirige a la mujer del otro lado del teléfono) - Bien, quiero los dos pasajes para el vuelo de dentro de dos horas.
Mujer: - Muy bien, nombre por favor.
Satinne : - Jonn McKallan, Satinne Grandevied.
Mujer: - Muy bien, serán € 150 por cada uno.
Satinne: - Bien, gracias, adiós. (Cuelga el teléfono) - Si queremos llegar va a ser mejor que nos apuremos.

Jonn asiente y ambos comienzan a acomodar la habitación.
Del otro lado de la puerta, un hombre de traje negro, despega la oreja derecha de la misma, toma su teléfono celular y disca.

Hombre: - X, necesito que saques pasajes de avión para Japón para el vuelo que sale dentro de dos horas, ¿Entendido?
X: - Bien H, pero... ¿A nombre de quién sacaré los pasajes?
H: - A nombre tuyo, de Morfin y de Richard Kilsmin.
X: - De acuerdo... ¿Algo más H?
H: - Nos vemos en el aeropuerto dentro de una hora y media.
X: - Entendido, nos vemos...

H corta el teléfono y se aleja sigilosamente justo cuando Jonn abre la puerta para salir.


Escena 10

En la sala del hechicero, el aprendiz espera tranquilamente cuando es sobresaltado por su maestro, que entra en la habitación acompañado del príncipe Ajmotep.

Hechicero: - ¿Está seguro de esto príncipe?
Ajmotep: - Totalmente, mi tío pagará por lo que me hizo...

En ese momento entra en la habitación un hombre más joven que el Faraón, el príncipe Amenjet, hermano del Faraón y padre de Ajmotep.

Amenjet: - Que está pasando aquí, ¿hijo, por qué me mandaste a llamar?
Ajmotep: - El Faraón sabe que soy tu hijo y por eso nombró como sucesor a el pequeño Amenhotep.
Amenjet: - Si, lo se, pero jamás me imaginé que era porque había descubierto nuestro plan.
Hechicero: - Señores, ¿están seguro de querer hacer esto?
Ajmotep y Amenjet: - Completamente.
Amenjet: - Ya es hora que mi hermano pague por todo lo que me hizo... desde quitarme el trono hasta quitarme a la mujer que amo.
Ajmotep: - La familia real debe pagar por todos sus errores...