en el cap anterior...
Los tres se quedaron mirando el extraño objeto, como buscando una respuesta, hasta que comenzó a vibrar más y más rápido y comenzó a emitir el ensordecedor sonido. Los tres volvieron a gritar del dolor y Hadda tiró el objeto al piso, que de la nada comenzó a brillar, sacándole Aura a los tres, los cuales se desmayaron, tanto por el sonido como por el robo de Aura.
Cáp. 6: Peleas familiares.
Hadda despertó con un tremendo dolor de cabeza. Cerca suyo Shusei e Ikkyo también trataban de levantarse. Estaban en un bosque muy oscuro, con altos árboles de tronco grueso bastante separados ente sí; sus espesas copas no dejaban ver el cielo. Reinaba un incómodo silencio y aún se podía sentir el horrendo olor a sangre. Sus primos la miraron, tenían el Jigokume activado. Luego de observar el paisaje por unos minutos Ikkyo dijo:
- ¿En donde estamos?
- Me recuerda al bosque de la muerte, pero no estamos en él- contestó Hadda.
- ¿Qué te hace pensar que no?- dijo Ikkyo- A mi también me recuerda a ese bosque.
- No estamos en el bosque de la muerte- dijo muy seguro Shusei-, es más, este lugar no podría ser más diferente a ese bosque.
- ¿Por qué?- preguntaron los otros dos al mismo tiempo.
- Tres cosas: primero, no hay cielo. Segundo, hay un completo silencio irreal y tercero, es imposible que de un momento a otro pasemos del barrio Heian al bosque de la muerte.
Hadda e Ikkyo se miraron. En ese momento la chica se percató de que ella también tenía activado el Jigokume, entonces miró a sus dos primos y todos se preguntaron al mismo tiempo:
¿Por qué tienen el Jigokume activado?
Y todos se respondieron a la vez- No lo se.
Los tres se miraron unos a otros. Era muy extraño todo lo que estaba pasando.
- ¡Qué rayos ocurre aquí!- gritó la chica, ya cansada de tanto silencio.
- Cálmate- le dijo Shusei- si nos ponemos nerviosos va a ser más difícil que encontremos una salida.
- Es fácil para ti- respondió su hermano menor- eres tranquilo desde que tengo memoria, jamás te vi nervioso, gritando o algo parecido.
Hadda soltó una dulce risita- Él tiene razón, eres la persona menor nerviosa que conozco, y mira que mi padre es tranquilo, pero tu le ganas...
- Kazuo no es tranquilo- contradijo Ikkyo, Hadda lo miró extrañada- Es pachorrudo.
- Jeje tienes razón... pero tu Shusei, eres tranquilo, silencioso, calmo, serio... te es fácil controlar tus emociones.
- ¿Emociones? Él no tiene emociones.
- Pero Ikkyo, ¿qué dices?
- Alguien cómo él no tiene emociones, o jamás habría hecho lo que hizo.
- ¿Otra vez con eso? Basta Ikkyo, no conoces a tu hermano de verdad, él...
- ¡Cállense!- interrumpió de repente Shusei con un amenazador grito- Escucho algo.
Todos se quedaron en silencio. En efecto, se oían pasos a la distancia. Los tres esperaron, alertas, a que el extraño se acercase. Unos cuentos minutos después una silueta salió de entre los árboles: era de un hombre alto y flacucho, la mayor parte de su cuerpo estaba oculto entre las sombras, solo se veía el reflejo de unos ojos rojos.
- ¿Quién eres?- preguntó Hadda.
- Soy Heian- los tres jóvenes se quedaron mudos al oír la respuesta, su voz era muy parecida a la de Shusei, solo que con un toque ronco- Nou Heian. Bienvenidos a mi mundo, Shusei-san, Ikkyo-kun, y Hadda-hime.
- ¿Nou Heian?- preguntó Shusei.
- ¿Tu mundo?- agregó Ikkyo.
- ¿Princesa?- se extrañó Hadda.
El hombre lanzó una carcajada y salió de las sombras: era de tez grisácea, cabello negro azabache y tenía activado el Jigokume, sus ojos no demostraban emoción o sensación alguna. Llevaba puesta una larga túnica negra que llegaba al suelo, sus mangas tapaban sus manos y la capucha ocultaba la mayor parte de su cabello y oscurecía aún más su mirada y su rostro.
- Me alegran que estén aquí.
- Se nota- murmuró irónicamente Hadda, en un tono casi inaudible.
- Te escuché Hadda-hime. Aunque no lo parezca, estoy feliz de que hayan encontrado La Piedra.
- ¿La Piedra? ¿A qué se refiere?- preguntó Shusei.
- A lo que escondí en el barrio Heian el día que el kyuubi atacó la Aldea. La Piedra es un estuche que tiene en su interior tres cosas: un trozo de hematites, otro de ojo de tigre y el pedazo de un colmillo de Kyuubi no Youko.
- ¿Qué son hematites y ojo de tigre?- preguntó Ikkyo.
- Por qué no lo preguntas a tu prima, ella lo sabe.
Ikkyo y Shusei la miraron, esperando una respuesta. Hadda miró a los tres hombres, confundida. Nos estaba segura de saber lo que eran las dos cosas que Nou decía, y si era correcto lo que ella sabía, no entendía que tenía que ver.
- Bueno... creo que son piedras que poseen poderes especiales, influyen en las personas o algo así.
- Exacto- aprobó Nou- la hematites nos conecta con otros mundos, otros seres... nos conecta directamente con nuestros orígenes y aumenta el flujo de nuestro Aura. El ojo de tigre nos conecta con almas antiguas, nos ayuda a recordar los conocimientos de nuestras vidas pasadas y nos ayuda a moldear el Aura para realizar técnicas más poderosas.
- ¿Y por qué las colocaste junto al colmillo del kyuubi en ese estuche?
- Porque el colmillo del kyuubi posee gran cantidad de energía y mantiene activadas a las otras dos piedras. Creé el estuche para que intentaran encontrarlo y si lo encontraban podrían cumplir con el objetivo inicial del Clan: destruir la Aldea del Fuego y ser los líderes ninja supremos.
- Ese fue tú objetivo- dijo Ikkyo- y por eso fuiste expulsado de la Aldea. Los demás Heian intentaron recompensar tu error y...
- ¡Ja! ¡Chico estúpido! ¡Eres un iluso! Los Heian...
- ¡¡Están muertos!!- interrumpió Hadda, Shusei respiró aliviado- Responde Nou, ¿dónde estamos?- cambió de tema.
Lanzó una estridente carcajada- Ya se los dije, están en mi mundo... Gracias a la Hematites sus mentes fueron transportadas aquí y gracias al Ojo de Tigre están en contacto conmigo.
- Sácanos de aquí, ahora- ordenó Shusei.
- Tú siempre dando órdenes Shusei-san, igual que tu padre... sabes, no puedo sacarlos de aquí, deben salir ustedes.
- ¿Cómo? Dínoslo.
- Fácil, deberán pelear entre ustedes y el que gane logrará salir...
- ¡El que gane! ¡Y que hay con los que pierdan!
- Se quedarán aquí.
Se quedaron unos minutos en silencio, pero antes de que alguien pudiera hacer o decir algo, Ikkyo desenvainó su espada y se abalanzó sobre Shusei, partiéndolo a la mitad.
- ¡Shusei-san!- gritó Hadda, pero luego vio como el humo se dispersaba: era un clon. La batalla había comenzado.
- ¡Técnica del Entierro!- la voz de Shusei resonó en todo el lugar y una mano tomó a Ikkyo del tobillo y lo hundió hasta el cuello en la tierra- Demasiado apresurado hermanito.
- Yo no pienso lo mismo... ¡Gran Bocanada de Fuego!- a espaldas de Shusei apareció una gran llamarada de fuego.
- ¡Muro de Agua!- gritó Hadda, rodeando su brazo derecho de Aura y golpeándolo contra el suelo, convirtiendo el Aura el agua y ésta en una pared de que detuvo las llamas.
Nou soltó una carcajada y murmuró- Ya no hay vuelta atrás, los tres están en la batalla.
- ¡¿Otra vez protegiéndolo?! ¡IDIOTA!- Ikkyo hizo la posición del fuego (yemas unidas de los dedos índice y mayor de ambas manos) y dijo- ¡Clones de Humo!- y tres replicas de humo aparecieron y se lanzaron a luchar.
Shusei no se movió de su lugar, simplemente lanzó una kunai y levantó sus dedos índice y mayor de su mano derecha para que aparecieran más cuchillos, los cuales golpearon e hicieron desaparecer los clones. Ikkyo se abalanzó por atrás sobre su hermano, el cual lo detuvo tomándolo fuertemente del brazo y del cuello. Los dos se miraron fijo a los ojos: Ikkyo comenzó a girar sus pupilas y Shusei dijo suavemente.
- Oniroku...- pero antes de que alguno de los dos hiciera su técnica, Shusei vio como Hadda terminaba de hacer las once[1] posiciones con el Oniroku Jigokume.
- ¡Kaze no Tenshi[2]!- las seis aspas del Jigokume comenzaron a girar muy velozmente y entonces un poderoso viento comenzó a soplar a la velocidad de un tornado, lo cual hizo quy Shusei soltara a Ikkyo y ambos salieran despedidos en diferentes direcciones.
- ¡Hadda, adonde vas!- gritó Shusei, al ver que la chica salía corriendo a toda velocidad hacia el bosque.
- ¡Voy por Nou!- gritó ella, internándose en la oscuridad.
- ¡Espera!- intentó incorporarse y seguirla, pero Ikkyo tenía sujeta su túnica con la espada- ¡¿Qué haces?!
- Esta vez nadie nos detendrá. Hadda se fue, ¡esta vez cumpliré mi venganza!
- Lo siento- dijo en forma de respuesta su hermano, tirando de su túnica y rompiéndola- pero tendrás que posponerla por un tiempo más- y chico esto salió corriendo en la misma dirección que Hadda.
- ¡NO! ¡VUELVE AQUÍ MALDITO ASESINO!- sin siquiera tomar su espada Ikkyo siguió a su hermano.
Hadda perseguía a Nou, saltando de árbol en árbol con la típica habilidad ninja, pero el híbrido era más rápido y no podía alcanzarlo. Ya estaba perdiendo las esperanzas cuando recordó que Nou era sólo un alma, por lo que no podía realizar ninguna técnica ninja o algo similar. Entonces realizó la posición de manos del fuego y dijo:
- ¡Clones de Fuego!- tres grandes llamaradas aparecieron a su lado y tomaron su forma, apariencia y tamaño- Ve por la izquierda, tu por la derecha y tu espéranos un kilómetro más adelante- les ordenó a sus clones, los cuales obedecieron.
Nou seguía avanzando de árbol en árbol a una gran velocidad, sin darle importancia a la kunoichi que lo seguía. Ella, por el contrario, no se quedó atrás y envió Aura a sus pies para aumentar su velocidad; luego hizo la posición del fuego una vez más, tomó aire y lo lanzó diciendo:
- ¡Estrellas de Fuego!- decenas de pequeñas llamas de fuego salieron de su boca y fueron directo a Heian.
El híbrido las esquivó como si nada, pero ni siquiera se percató de las agujas que había escondidas en dos de las llamas y que se clavaron unos árboles más adelante. El ninja miró por encima del hombro a Hadda y le dijo, burlón:
- ¿Creíste que con eso me detendrías?
- No- se detuvo en una rama y tiró de los hilos invisibles que había atado a las agujas, Nou no los vio y tropezó- por eso oculté agujas en las llamas... parece que la muerte no te deja usar el Jigokume.
- No vas a detenerme con las técnicas que yo mismo creé para mi Clan.
- Lo siento, pero te equivocas de técnica- Hadda entrecruzó los hilos, atando a Nou. Entonces un clon salió de la izquierda y atacó- ¡Gran Bocanada de Fuego!- otro salió de la derecha- ¡Mini Meteoro!- por último Hadda le pegó un puñetazo en el estómago con su mano derecha, que lo envió unos cuantos metros para atrás, en donde lo esperaba el tercer clon.
El tercero le volvió a pegar un puñetazo hacia arriba. Entonces Hadda se transportó y, concentrando Aura en su puño mecánico, le volvió a pegar, enviándolo directo al suelo, rompiendo varias ramas. Pero por un instante, antes de dar el golpe, Hadda vio el reflejo del Jigokume de cuatro aspas de Ikkyo, y la maliciosa sonrisa de Nou.
El ninja cayó con un golpe seco al suelo. Hadda bajó y se acercó al cuerpo, entonces Shusei salió de la nada, tomó a alguien del cuello y lo apretó contra un árbol: era Nou. Hadda miró al ninja del piso:
- ¡No! ¡Ikkyo!- se arrodilló junto a su primo y le tomó el pulso, estaba vivo, pero debía curarlo- ¿Shusei-san...?
- Cúralo, yo me encargo de este demonio- respondió él antes de que la chica terminara la frase.
Shusei y Nou comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo y aunque Nou tenía la ventaja, Shusei se defendía muy bien y no se permitía recibir golpes bruscos. Hadda por su parte, comenzó con sus técnicas de curación -no era una experta cómo Mei, pero había aprendido algo en su entrenamiento con Keiichiro-. Hizo la posición de manos del fuego -su elemento regente-, la de la tierra, palma con palma -su elemento secundario-, y la pose de la curación -dedos índice y mayor de ambas manos cruzados formando una cruz-. Luego concentró Aura en sus manos y las llevó al pecho de Ikkyo. El Aura curativo penetró en el cuerpo del joven y lo fue curando lentamente.
Mientras tanto, Shusei no lograba inmovilizar a Nou, por más que intentara con las técnicas de fuego del Clan o con las técnicas cuerpo a cuerpo no podía detener al ninja híbrido. Una vez agotadas todas las posibilidades físicas solo tuvo una opción: las técnicas ilusorias. Activó el Oniroku Jigokume e hizo un extraño movimiento con el cuerpo para distraer a Nou y hacer que lo atacase directo a la cara. El ninja cayó en su trampa y Shusei lo inmovilizó tomándolo de su pierna y su brazo- una vez que quedaron cara a cara, el genio del Clan Heian comenzó con la ilusión: hizo girar las aspas de su Jigokume para meter a su enemigo en la ilusión. Aunque tardó unos segundos más de lo normal porque Heian sabía contrarrestar la ilusión con su propio Jigokume, logró hacerlo caer:
- ¡Tsuki no Tenshi[3]!- sus pupilas se expandieron, cubriendo todo el iris al que las de Nou, lo que significó que ya había caído en la ilusión.
Lo soltó y Nou cayó al suelo como muerto, con los ojos abiertos y respirando agitadamente. Luego de unos minutos comenzó a gritas desgarradoramente y tomándose la cabeza con las manos.
Mientras tanto, Hadda seguía curando a Ikkyo. Cuando ya casi terminaba lo ayudó a sentarse; entonces el joven abrió los ojos lentamente y comenzó a toser. El chico le alejó el brazo bruscamente y tosió hacia el costado, escupiendo un poco de sangre. Luego, de la nada, se dio vuelta y agarró a su prima del cuello fuertemente, pero ella reaccionó justo a tiempo y le tomó el brazo, de otra manera la hubiera ahorcado. Aún así, Ikkyo seguía apretando el cuello de Hadda, la cual con dificultad le dijo:
- Cálmate... saldremos de aquí...
- Sólo quiero salir de bosque infinito- miró a Shusei, que se acercaba-, no me importa su él sale o no.
- Pero... a mi... si me importa... suéltame... tengo una técnica que nos sacará... a los tres...
Pero el chico no la soltó, la miró un largo rato a los ojos. Pero entonces Shusei se acercó y le dijo en tono mandón:
- Suéltala.
A duras penas y reprochando, el instinto de hermano menor de Ikkyo hizo que le hiciera caso a su hermano mayor y la soltó, luego clavó la mirada en el suelo.
- Hadda, ¿a qué técnica te refieres?
- A la que me ayudaste a desarrollar en la Aldea del Fuego... la Técnica de Sellado de Almas.
- ¡Que! ¿¡Estás loca!? Sabes que esa técnica...
- Me condena a ser la sierva del dios de la muerte, lo se... pero es la única forma... si sello a Nou podremos destruir La Piedra sin riesgos.
- ¿Creaste una técnica que te convierte en shinigami?- preguntó extrañado Ikkyo.
- Si, cuando muera no moriré como los demás... Me quedaré por siempre recolectando almas... es el precio que debo pagar... ya no hay vuelta atrás.
- ¿Qué? ¿Ya utilizaste esa técnica una vez?
- Si, la usé para derrotar definitivamente a... Quidam.
- ¡Pero si yo lo mate! ¡Cuando intentó...!
- Si, lo mataste-dijo la chica antes de que pudiera terminar- y yo sellé su alma para que Kentaro no pueda “meterlo” en algún cuerpo.
- Oigan, que tal si dejan de hablar- interrumpió Shusei al ver que Ikkyo habría la boca para seguir hablando- y comienzan a actuar.
Ambos asintieron y se pusieron de pie. Nou seguía gritando por el Tsuki no Tenshi. Hadda se le acercó, se arrodilló, abrió un pergamino en frente de él, desactivó el Jigokume e hizo las once posiciones de manos necesarias. Luego plasmó su mano izquierda llena de Aura en el centro del pergamino diciendo:
- ¡Sello de Almas! ¡Captura Final!- un extraño humo negro comenzó a escurrirse por entre los dedos de la chica y se dirigió hacia Nou. Comenzó a rodearlo, lo elevó y volvió a meterse por entre los dedos, junto con Heian, el cual comenzó a gritarles a los tres jóvenes en un extraño idioma- ¡Garra de Nekomata!- esta vez fue Aura negro lo que salió de entre los dedos y tomó a Nou como una gran garra y lo tiró hacia abajo, para meterlo en el pergamino de una vez y para siempre. Después de que desapareció, Hadda comenzó a sentir un gran ardor en la palma- ¡Haaaa!
- ¡Hadda!- los dos jóvenes fueron a ayudarla, pero ella ya había apartado la mano del pergamino- ¿Estás bien?- preguntó Shusei.
- Si- contestó ella, tomándose la muñeca- enrollen el pergamino y séllenlo.
Ikkyo hizo lo que su prima le dijo y se dispuso a guardarlo en su porta pergaminos, pero la chica se lo arrebató de las manos antes de que pudiera hacerlo, dejando al descubierto la marca de su muñeca. Ella intentó esconderla, pero era demasiado tarde: el mayor de sus primos le tomó el brazo y le corrió la manga de la remera. Alrededor de la muñeca tenía una especie de tatuaje negro en espiral y en el centro, marcado a sangre, el kanji muerte y, un poco más abajo, donde terminaba el espiral, cuatro pequeñas muescas, también marcadas a sangre.
- ¿Qué es esto?
Se soltó bruscamente y volvió a cubrirse la marca con la manga- Nada.
- A mi no me engañas, es la marca del Sello y tiene cuatro marcas. Prometiste usarla solo con Quidam ¡Contra quién más la usaste!
- Contra Nou, acabas de verlo.
- ¡¿Y las dos?!- Hadda bajó la mirada- ¡Responde!- como la chica no respondía la agarró del cuello de la remera y la levantó hasta quedar nariz con nariz- Me prometiste usarla solo con Quidam. ¡Con quien más la usaste!- dijo la última frase entrecortadamente y mirándola a los ojos.
Hadda intentó esquivar su mirada, pero no pudo, nunca podía esquivar esos profundos y penetrantes ojos negros. Tampoco podía evitar mentir, le era imposible usar su gran habilidad para mentir contra Shusei. Simplemente, su primo mayor la dominada con una mirada.
- Contra kyuubi no youko, ayer y... contra Haddayang, hace catorce años...
La soltó bruscamente y ella cayó al suelo de espaldas- ¡Eres una idiota! ¡Nunca debiste...! ¡¡Nunca debí haberte ayudado!!- le gritó fuera de sí- ¡Conoces el precio de esa técnica! ¡ERES UNA ESTÚPIDA!
- ¡No tuve otra opción!
- ¡Si la tenías! ¡Sabes que la tenías! Pero no pudiste controlarte... debías enserar esas almas... ¡Aunque podrías no haberlo hecho!- estaba tan fuera de sí que dejó caer unas lágrimas- ¡Ahora serás una shinigami hasta que te lleves cuatro almas como las que sellaste! ¡Serás esclava de la muerte por quien sabe cuanto tiempo!
- ¡Lo se! ¡Crees que no lo se! ¡Crees que no lo pensé! ¡Crees que no me duele!- se levantó lentamente y se le acercó- Lo se perfectamente y por eso lo hice.
- ¡¿Queeeé?!
- Si. No puedo permitir que mi alma reencarne, si eso pasa HaddaYang también reencarnará, junto con el demonio que hay en mí. Si me convierto en shinigami no reencarnará nunca y el Universo no tendrá que preocuparse por dos demonios más.
- ¿Cambiaste tu alma por la seguridad de un Universo que ni siquiera te recordará?- dijo Ikkyo, que no había abierto la boca desde que había terminado el sellado- Estás loca.
- Conozco a alguien que se hizo odiar para proteger a las personas que lo odian- dijo ella en forma de respuesta, mirando de reojo a Shusei.
Se quedaron en un incómodo silencio por unos minutos, hasta que fue interrumpido por Ikkyo.
- Da igual, ¿cómo rayos salimos de aquí?
Shusei seguía con la mirada fija en Hadda, pero aún así le respondió a su hermano- Las piedras, tienen que tener algo que ver. Hadda, Nou dijo que conocías las piedras, ¿sabes algo más?
- Bueno... ambas son piedras usadas en magia, se supone que sus poderes se mantienen activados mientras tengan el Aura del Mago que las activó, activada.
- Y si Nou fue sellado...
- Si él fue el que las activó ya deberíamos estar de vuelta.
- Pero hay un problema- dijo Ikkyo- Nou era ninja, no mago.
- ¿Un ninja puede activarlas?- preguntó Shusei.
- ¿Un mago puede hacer técnicas ninja?- preguntó retóricamente la chica. Ambos negaron, inseguros- no, un mago no puede usar el Arte Ninja al igual que un ninja no puede usar magia.
- ¿Y entonces...?
- Solo un mago puede desactivarlas.
- Tu estudiaste magia- le dijo Ikkyo a Hadda- desactívalas y sácanos de aquí.
- No puedo.
- ¿Por qué no? ¡Eres maga!
- Estudié magia si, pero eso no tiene nada que ver, hay ciertas reglas... además, necesito mi varita.
- ¡A la mierda con las reglas! No estás en la escuela, ¡hazlo igual!
- Clámate Ikkyo- nunca había a su primo así, que normalmente era callado y tranquilo-, no tengo problema en romper las reglas, vivía haciéndolo en la escuela. Pero no puedo desactivarlas porque no conozco el Aura del Mago, no se como está compuesta, por lo que me es imposible anularla.
- Cielos, la magia es complicada- dijo Ikkyo como fastidiado- ¿Qué hacemos entonces?
- Tú lo dijiste, la magia es complicada- la chica sonrió pícaramente- y por eso en la escuela de magia nos prueban antes de entrar; los magos debemos ser inteligentes.
- Y bien, ¿qué vamos a hacer?
- Por suerte para ustedes yo era una de las mejores de mi clase y soy híbrida, así que me será un poco más fácil...
Suspiró profundo y serró los ojos. Sus primos se quedaron callados, por lo que le fue mucho más fácil concentrarse. Poco a poco fue concentrando su Aura en el centro de su pecho. Pasados unos minutos algo dentro suyo comenzó a brillar con mucha intensidad. Entonces abrió los ojos; no estaban normales, pero tampoco tenía el Jigokume activado: sus ojos estaban completamente naranjas, no se distinguían las pupilas ni el iris y brillaban como las luces bajas de un auto.
- ¿Qué le pasa?
- Ya la escuchaste, es una híbrida. Esos son sus poderes, o mejor dicho una parte muy pequeña de ellos.
Ikkyo miró de reojo a su hermano sin decir nada. Luego volvió a mirar a su prima: ella paseaba la vista tranquilamente por todo el bosque, como monitoreándolo. Luego, de la nada, salió corriendo hacia su derecha, haciéndoles un gesto para que la siguieran. Los dos jóvenes la siguieron. Corrieron por unos minutos hasta que Hadda se detuvo entre dos grandes árboles, se agachó, tomó algo del suelo y se los mostró: era el pequeño estuche que contenía las piedras mágicas.
- ¡Aparece!- gritó de repente la chica, sobresaltando a los otros dos. De la nada apareció una vara de madera de unos treinta centímetros de largo, redondeada y de unos dos centímetros de espesor. La chica la tomó con la mano izquierda, sorprendida- Funcionó, no puedo creerlo.
- ¿Esa es tu varita?
- Si Shusei-san. Madera de abedul, con centro de manzano y cristal y esencia de absoluta.
- ¿He? ¿Qué tienen que ver el manzano y el cristal, y que es la absoluta?
- Jeje el manzano y el cristal aumentan la energía de mi Aura y la absoluta es la sustancia mágica del poder, la que le da energía propia a la varita para que se complemente con la mía.
Los dos hermanos la miraron confundidos.
- Es cosa de magos, no importa- se centró en La Piedra, luego la apuntó con su varita y los dos ninjas vieron como su Aura se mezclaba con otra energía a medida que iba atravesando la varita. Cuando ambas energías llegaron a la punta la chica dijo- ¡Anula! ¡Destruye!
Un pequeño destello salió de la punta de la varita y al instante partió La Piedra en cuatro. En un abrir y cerrar de ojos Hadda se encontró con la cara de Toki pagada a la suya.
- ¡Al fin!- dijo el chico alegremente, luego gritó hacia atrás- ¡Ya despertó!
Pero entonces volvió a desmayarse.
Cáp. 7: Recuerdos de una amistad distante.
[1] Once: suma de los dígitos del número de la tormenta (83)
[2] Kaze no Tenshi: del japonés. Ángel de Viento
[3] Del japonés: Ángel de la Luna.
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