9 ene 2009

Un misterio faraónico, escenas 5 y 6

Escena 5

Son las 5:45 de la mañana, transcurre en un avión. Jonn McKallan está sentado en el asiento de la segunda línea, con la cabeza pegada a la ventana. Satinne se acerca caminando por el pasillo y se sienta a su lado.

Satinne: - ¿Estás bien? Te ves un poco pálido.
Jonn: - Si, estoy bien, es solo que he dormido muy poco.
Satinne: - Bueno, ahora podrás dormir durante el vuelo.
Jonn: (mueve la cabeza hacia los costados) - No, me es imposible dormir mientras viajo.
Satinne: ¿A caso te mareas?
Jonn: - No, es solo que desde pequeño, cuando viajaba, mi padre me obligaba a estar despierto.
Satinne: (lo mira con ternura) - Tu padre no era muy comprensivo ¿verdad?
Jonn: (vuelve a negar con la cabeza) - Yo era el único varón, y él quería que yo fuera valiente y fuerte para proteger a mis dos hermanas.
Satinne: - ¿Dos hermanas? ¿A caso son más chicas que tú?
Jonn: - Solo una, la otra es mi melliza.
Satinne: - ¿Melliza? ¿Tienes una melliza?
Jonn: (asiente con la cabeza y deja escapar una pequeña lágrima) - Pero supongo que no quieres escuchar tonterías sobre una familia de locos.
Satinne: - Eres mi compañero... y quiero que seamos amigos... y creo que la amistad se construye en base a la confianza.
Jonn: - ¿A... amigos? ¿Quieres que seamos amigos? (suelta un suspiro de risa) - Un inglés y una francesa... ¿Amigos?
Satinne: - No me importa lo que diga la historia, franceses e ingleses pueden ser compañeros, amigos y hasta incluso... (Desvía la mirada hacia el pasillo).
Jonn: (despega por primera ves la cabeza de la ventanilla) - ¿Incluso que?
Satinne: - Hem... nada, olvídalo... solo cuéntame. Si es que quieres, claro...
Jonn: - Bueno... mi padre era un viejo almirante de la marina, y siempre quiso que yo siguiera sus pasos. Por eso siempre me decía que debía proteger a las mujeres que, según él, eran débiles... pero a mi nunca me gustaron los barcos y mucho menos la guerra. Así que cuando mi padre murió, mi madre lo asumió, y accedió a enviarme a la universidad para que estudiara lo que en verdad me fascinaba: la historia.
Satinne: Una historia maravillosa (dijo con los ojos brillosos) - Tu madre debe ser una excelente persona.
Jonn: (se encoje de hombros) - Y que hay de ti, ¿Cuál es tu historia?
Satinne: - Normal, mis padres son los típicos ricachones franceses que quieren tener la familia perfecta, cosa que nunca lograran formar. Como sea, terminé la secundaria y cuando cumplí 19 me fui a estudiar la misteriosa cultura egipcia.
Jonn: - ¿Sola? ¿Te fuiste a estudiar sola?
Satinne: - Siempre estuve sola... prácticamente me crió mi mucama... no tengo hermanos, ni amigas, ni amigos... nada.
Jonn: - ¿De que hablas? Acabas de decir que la amistad se basa en la confianza... yo confío en ti, y espero que tu confíes en mi.
Satinne: (con una leve sonrisa) - Claro que confío... gracias por ser mi amigo...

Jonn le sonríe y al pasar unos minutos, ambos se quedan dormidos.

Escena 6

Es de día, transcurre en el templo dedicado a la diosa Isis. El templo tiene enormes columnas con jeroglíficos tallados en ellas; al fondo, una estatua enorme de Isis amamantando a su pequeño hijo Horus, recubierta de oro y con incrustaciones de hermosos diamantes. A los pies de la estatua, la Reina está arrodillada y en silencio. Entonces llega el príncipe, su supuesto primogénito, y comienza a hablarle.

Ajmotep: (algo nervioso) - Madre, disculpa que interrumpa, pero el Hechicero... él...
Reina: (levantándose y mirando a su hijo) - ¿Que ocurre ahora con el Hechicero?
Ajmotep: - Es que él... Oh, madre estoy muy preocupado...
Reina: - Porque hijo mío, ¿que ocurre? Acaso es otra de las tontas predicciones de ese Hechicero.
Ajmotep: (arqueando las cejas) - Madre, las predicciones... son todo para nuestro reino.
Reina: - Si, puede ser, pero no confío en el hechicero del palacio. Prefiero consultar el futuro con Thot. Él lo sabe todo, el Hechicero, no.
Ajmotep: - Pero madre...
Reina: - Sin peros hijo mío. No importa lo que digan, no confiaré en el Hechicero, él es humano, al igual que todos y no tiene todas las respuestas. Los dioses si las tienen.
Ajmotep: - Bien madre, como digas; no puedo influir en tus creencias. Pero no he venido a hablar sobre tu confianza en él, sino sobre su predicción.
Reina: (suspira como cansada) - ¿Qué dice su predicción ahora?
Ajmotep: - Dice que un mal recaerá en ti, y será por culpa del hermano del Faraón.
Reina: (se ríe) - ¿Crees que tu tío me haría daño?
Ajmotep: - Sabes que él nunca te quiso en la familia madre, yo esperaría cualquier cosa.
Reina: - No, hijo mío. Escucha, tu tío estuvo algo celoso al principio, pero porque tu abuelo, el Faraón Akantanon le dio su preciado rompecabezas a tu padre y no a él.
Ajmotep: - ¿El rompecabezas? ¿Hablas del que...?
Reina: - Si, ese. Tu tío sabe perfectamente que los primogénitos suceden al trono, y por lo tanto él esperaba recibir el rompecabezas como una especie de “consuelo”.
Ajmotep: - Tiene sentido.
Reina: - Si, pero el rompecabezas milenario se sucede de Faraón a Faraón...
Ajmotep: - ¿Entonces yo lo obtendré cuando sea Faraón?
Reina: - Si supongo. (Revolea las pupilas de sus ojos) Eso es cosa de tu padre, no mía...
Ajmotep: - ¿De que hablas? Acabas de decir que se pasa de Faraón a Faraón... madre ¡yo soy tu primogénito!
Reina: - Si, y el general del ejercito. Hijo mío, alguien que es general no puede convertirse en faraón.
Ajmotep: - Pero madre, en nuestra historia hubo muchos faraones guerreros...
Reina: - Si, hijo mío, muchos faraones guerreros, pero ningún guerrero faraón...
Ajmotep: - ¡MADRE! ¡Insinúas que no voy a convertirme en Faraón!
Reina: - Esa no es mi decisión, es la de tu padre y la de Ra.
Ajmotep: (gritando fuera de si) - ¡No lo voy a permitir! ¡Te juro madre, que seré Faraón, cueste lo que me cueste!

El príncipe le da la espalda a la Reina y se marcha furioso del templo. La Reina suspira profundo y mira a la estatua de Isis.

Reina: - Isis, por favor, dame la fuerza... (Sierra los ojos y reza en silencio)
...continuará...

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